El retablo de Samos brilla con fuerza

Xosé Ramón Penoucos Blanco
x. r. penoucos LUGO / LA VOZ

SAMOS

alberto lópez

Una gruesa capa de polvo tapaba por completo las imágenes que nunca habían sido restauradas

07 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El polvo que durante tres siglos se había acumulado en el retablo principal de la iglesia del monasterio de Samos provocó que perdiera todo su brillo. El prior, José Luis Vélez, consideró que era urgente restaurarlo y, ante la carencia de respaldo público, encontró la necesaria ayuda en el monasterio de San Benito de Puerto Rico.

La magnitud de la obra le obligó a recurrir a dos restauradoras de una valía contrastada como Ana Sánchez y Andrea Rodríguez.

La única actuación que se había realizado en el retablo fue la retirada hace medio siglo de las gradas, el templete y el sagrario litúrgico, así como del altar. Las piezas están guardadas en el cenobio y pretenden volver a colocarlas en el momento en el que se ejecute la segunda fase del ambicioso proyecto.

La noticia más positiva para las autoras de la restauración es que la obra apenas había sufrido daños importantes, por lo que los trabajos más relevantes que tuvieron que ejecutar fueron de limpieza y recuperación en algunos casos de policromía.

La composición alcanza la veintena de metros de altura, por lo que para llevar a cabo los trabajos fue preciso colocar un complejo entramado de andamios para que las técnicas pudieran llegar con comodidad a todos los lugares y realizar sin problemas su minucioso trabajo.

Esta actuación se une a la del año 2002 en la que, con aportación en este caso de la administración autonómica, se habían restaurado dos retablos de los que se encuentran en el lateral del templo.