Frailes y músicos siguieron a San Bieito que fue llevado en procesión por el alcalde
11 jul 2016 . Actualizado a las 21:43 h.Hace quince días que hubo traspaso de poderes en el monasterio de Samos. José Luis Vélez, el que fue prior durante los últimos catorce años le cedió la llave y el sello a Gerardo Ibarra, un puertorriqueño que controla bastante de Galicia porque, según contó, estudió en el Seminario de Lugo y estuvo siete años en Samos. Los últimos 19 los pasó en su país. Ahora vuelve como jefe del convento.
Y ayer, Ibarra, de 53 años, celebró su primer acto público. Fue la misa solemne en honor al patrono de la abadía y de Samos, San Benito. Tuvo un centenar de fieles s
iguiéndole entre los que estaban, en primer fila, el alcalde y su esposa.
Al oficiante le acompañaron en la ceremonia los nueve monjes que hay en el convento, casi todos vestidos con casulla de oro y rojo, la que está reservada en la sacristía para los actos especiales y de fiesta. Quienes esperábamos una ceremonia especial para poder decir al salir eso de «habemus prior», nos equivocamos. Eso ya fue hace quince días en un acto privado al término del cual Ibarra recibió el abrazo fraternal de los monjes.
El prior fue breve en su homilía. Habló de San Benito, el fundador de una red de monasterios en el siglo VI. «El que quiera ser el primero, que se haga el último de todos», dijo en un momento de su intervención.
Como era día de fiesta, también fueron a misa los componentes de una charanga cargados con todo tipo de instrumentos. Y cuando el prior alzó el cáliz hicieron sonar el himno de Galicia. Y sonó bien, al igual que las canciones que interpretó el exprior, José Luis Vélez.
En la procesión, otro himno de Galicia. Esta vez el del antiguo reino. Misa en castellano con acento de Puerto Rico y dos himnos gallegos. Al hablar de ello con José Luis Vélez, este parecía como si supiese que le iban a interrogar por eso y advirtió que Samos dio a cogida a muchos galleguistas. Cabanillas, tuvo celda en la Abadía. «La revista Nós hace referencia en muchos números a nuestro convento», informa el exresponsable de la abadía.
Pero Vélez va más allá: «Estamos abiertos a todos. El convento tiene una presencia plural. Es necesario estar abierto a todos y ahí está la gran riqueza. Esa gran riqueza está en eso y también en saber escuchar al otro».
En la ceremonia de ayer estuvo presente el padre Domingo. Es el veterano del monasterio. Tiene 89 años, pero uno de sus compañeros advirtió que estaba hecho un chaval. Y también estuvo el más joven, que tiene 18.
Son pocos para un monasterio espectacular que ayer ganaba aún mucho más con la gran cantidad de luz que accedía hasta el interior. Gerardo Ibarra espera la llegada de otros dos monjes. Quizás para el próximo día de San Benito sean más.