El símbolo de Sarria se acerca a los ocho siglos con dudas sobre su futuro

Xosé Ramón Penoucos Blanco
x. r. penoucos LUGO / LA VOZ

SARRIA

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El monumento fue construido en el siglo XIII, fue derribado por los Irmandiños y pasó a manos privadas en 1860

01 mar 2017 . Actualizado a las 17:43 h.

Los sarrianos tienen asumido que el símbolo de su Concello es la Fortaleza, conocida popularmente como Torre do Batallón, y la prueba es que aparece tanto en el escudo municipal como en el de algunos clubes deportivos.

La infraestructura, según se puede comprobar en algunos escritos de la época de sus construcción, constaba de fosos, contrafosos, cavas, puente levadizo, cerca y cuatro torres. En su interior existían viviendas habitables en las que residían el meiriño, oficiales de la cárcel y los denominados hombres de armas, así como una cámara reservada para el conde.

Las partes más relevantes de todo el complejo eran las conocidas como torre del homenaje y la del mercado, mientras que las otras dos recibían el nombre de torres de flanco, redondeadas. Una de estas dos últimas es la que ahora se mantiene en pie, por lo que el monumento ha perdido con el paso del tiempo sus partes de mayor relevancia.

La documentación que se conserva de la época no permite establecer una fecha exacta sobre el año de su construcción, pero sí se sabe que se levantó en el siglo XIII en un alto desde el que dominaba la denominada en aquel tiempo Vila Nova de Sarria.

Los primeros daños realmente serios que sufrió se produjeron durante la revuelta irmandiña entre los años 1467 y 1469. Fue derribada casi por completo, pero los vasallos que en aquellos tiempos estaban sujetos a su dominio fueron obligados a reconstruirla con su trabajo. Para levantarla de nuevo precisaron de la ayuda de bueyes para acarrear las pesadas piedras.

La edificación fue objeto de varios asedios a finales del siglo XV durante las guerras entre el Conde de Trastámara, el de Lemos y el mariscal Álvaro González de Ribadeneira, lo que hizo que los Reyes Católicos la tomaran bajo su protección y evitaran su derribo. El motivo fue su presencia en el Camino de Santiago.

El monumento fue propiedad de tenientes con la titulación de condes de Sarria y estuvo relacionada con los condes de Trastámara, Lemos y miembros de la casa real. Los Reyes Católicos se la concedieron a los condes de Lemos, que con Carlos I fueron nombrados marqueses de Sarria, sumando así la titularidad de la villa y del antiguo condado hasta 1820.

En el año 1860 la propiedad pasó a manos privadas cuando el solar que ocupaba fue enajenado por el Duque de Alba. La adquirieron Manuel Pérez Batallón y el Concello. La piedra de las torres y la cerca fue vendida a familias locales y parte de los terrenos se destinaron al actual campo de la feria.

El dueño levantó en 1861 el muro que rodea la finca, que sufrió varios derribos.

Los irmandiños la derribaron en 1467 y los vasallos volvieron a levantarla

La finca original se dividió para dar origen al actual campo de la feria sarriano