El tren solo para en Pedrelo-Céltigos cuando nace y se pone el sol

SARRIA

ALBERTO LÓPEZ

El apeadero abrio para dar servicio al balneario pero este ya cerró hace 50 años

03 abr 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

A las ocho de la mañana y casi a las diez de la noche. Esas son las únicas horas en las que el tren se detiene en el apeadero de Pedrelo-Céltigos (entre Pobra de San Xiao y Sarria), uno de los pocos que se va salvando de la «desfeita» ferroviaria en Lugo. Esa parada es, quizás, una de las más insólitas de la red española. En primavera-verano el convoy casi entra y sale con el orto y el ocaso del sol y en invierno se detiene en medio de la oscuridad porque las pocas farolas que hay cercanas a la mini-estación, con tres asientos, solo funcionaron, dicen los vecinos, «catro ou cinco días despois de que as puxeran». El apeadero, que nació para dar servicio a un balneario, sigue funcionando a pesar de que los baños cesaron hace casi 50 años.

Los dueños del Balneario de Céltigos, inaugurado en 1895, no repararon a la hora de publicitar el establecimiento. Además de anunciar las características del agua y sus beneficios, encargaron expresamente que en la propaganda se hiciera constar que muy cerca estaba el apeadero de Pedrelo. Eran los tiempos dorados del tren. Una buena parte de los clientes del establecimiento llegaban y salían del mismo gracias los convoyes que paraban allí. Durante algunas épocas llegaron a efectuar parada hasta seis convoyes al día.

El balneario acabó desapareciendo y el tren de cercanías en esa línea no tiene un buen futuro. Sin embargo, el apeadero sobrevive aunque haya días en las que no hay ni un solo viajero. Cuentan vecinos que hace tiempo los convoyes pasaban muy despacio por el punto y si no había viajeros ya no se detenían. «Ultimamente paran, haxa ou non xente», dijo una vecina.

«Os trens de longa distancia, que paran en Sarria, pasan por aquí moi largados. Aí están os sinais de limitación de velocidade. En dirección a Lugo marcan 155 e de cara a Monforte, 160», explicó un residente en Céltigos. Esta persona recordó los años en los que el paso a nivel próximo, ahora automatizado, con señales luminosas y acústicas no parecía muy seguro. Aún hoy a algunos les da miedo que pueda producirse un fallo porque, recuerdan, por el lugar pasan a diario decenas de camiones que van a la planta de agua embotellada de Fontecelta.

El que ahora es el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF) invirtió en el apeadero bastante dinero. Hizo un aparcamiento asfaltado con el correspondiente acceso y le puso al apeadero escaleras y alumbrado. En Céltigos recuerdan que los pocos viajeros tienen que bajar o subir siempre por el mismo lado. Algunos usuarios, si quieren ir a pie a sus casas tienen que dar un considerable rodeo.

«Da parte esquerda da vía, en sentido A Coruña puxeron un aramado. Se vai ver comprobará que está roto por algúns lugares porque debe haber xente que se mete a cruzar a vía para non rodear», dijo un vecino. El futuro plantea muchas dudas. Algunos temen que el apeadero acabe desapareciendo, lo mismo que el tren de media distancia que circula por la línea.

«Se vas a Lugo tes que agardar 13 horas para poder volver á casa»

«E para que serve un tren? Podes ir a Lugo moi ben pola mañá porque chegas ás 8,30. Si, pero amigo, se queres volver tes que agardar 13 horas. A volta é pasadas as nove e media da noite. Para ir á Coruña, aínda aínda porque chegas as dez e cuarto e podes volver ás sete e media. E senón, vas a Sarria que é onde paran todos», contó un industrial de la zona.

El tren hacia A Coruña pasa a las 8 y llega a Lugo a las 8,24 y a A Coruña a las 10,16. El convoy de vuelta, que hace más de una docena de paradas, parte de la capital herculina a las 19,30, pasa por Lugo a las 21,35 y llega a Pedrelo a las 21,57, a Sarria, a las 22,02 y a Monforte (final) a las 22,28.