De postre, orejas y flores

Ángel Campos VILALBA

VILALBA

17 mar 2017 . Actualizado a las 20:04 h.

Recién pasado el Carnaval, (Entroido aquí, en Galicia), aún podemos disfrutar de las recetas típicas de estos días. Además de filloas y orellas también hay lugar para las flores de Carnaval.  En esta ocasión quiero dejaros unas sencillas recetas de orejas de Entroido y de flores, esperando y deseando que sean de vuestro agrado,

 OREJAS DE CARNAVAL

 1) Ingredientes: dos huevos; 110 gramos  de mantequilla; una copa de anís dulce; una pizca de sal; una cucharadita, de postre, llena de royal; un vaso de agua templada; harina, la que acmita.

Espolvorear con azúcar granillo mezclada con canela molida.

 2) Preparación

Se derrite la mantequilla y se le añaden el agua templada y una pizca de sal. Se le incorpora la copa de anís. Se baten los huevos y se  añaden. Se mezcla harina con royal, y en un agujero en medio se vuelca la mezcla.

Hay que trabajar bien la masa, como si fuera pan. Si queda pegada, se va soltando, añadiendo más harina hasta conseguir una masa bien blanda. Se le da la forma de «bolo» y se deja «levedar» de 15 a 25 minutos.

Una vez transcurrido el tiempo, se espolvorea la meseta de la cocina con harina, se van sacando porciones pequeñas; y estos pequeños trozos, que previamente hemos convertido en bolitas, los vamos estirando con el rodillo dejándolos lo más finos posibles. Los ponemos a freír en aceite de oliva caliente y abundante, controlando la temperatura para que no se quemen.

Una vez fritas y doradas por ambos lados, las ponemos sobre papel absorbente, y las colocamos en una fuente, espolvoreando con azúcar y canela.

FLORES, FLORETAS O FLORONES

Particularmente este postre me ha gustado mucho, porque me recuerda al rosetón de una catedral, presentes en muchas ciudades de Galicia y que encontramos en el Camino a Santiago en numerosas ocasiones.

En otras zonas de España también se elaboran y reciban nombres similares, como florones o floretas. En Castilla y León y en Castilla-La Mancha son muy típicas en celebraciones como aniversarios, comuniones o Semana Santa. Aquí, en Galicia, están ligadas al carnaval, y nuestras abuelas nos cuentan cómo recuerdan a sus abuelas elaborar este postre en casa.

Para esta receta necesitamos un molde metálico, que podéis comprar en una ferretería o tienda de menaje.

Esta receta es centenaria, y la conseguí en Laza, haciendo el Camino Sanabrés. Laza es un pueblo ourensano muy ligado al entroido. Conseguí la receta gracias a una señora que la había heredado de su abuela, y la quiero compartir con vosotros.

1) Ingredientes (para ocho personas aproximadamente): 170 gramos de harina de trigo; tres huevos; una cucharada de azúcar; 150 mililitros de gaseosa; un limón (ralladura); una rama de canela; azúcar glass; aceite de girasol; sal.

Comenzamos por verter un poco de aceite en una sartén pequeña, y freímos en él un pedazo de pan. Cuando esté ya dorado, lo retiramos y lo reservamos, dejándolo enfriar, ya que lo usaremos más adelante. Lavamos bien el limón, lo rallamos (sin que lleve parte blanca) y reservamos.

En un plato sopero (o un bol) incorporamos la harina; hacemos un hueco en el centro con un tenedor y seguimos con el azúcar, la ralladura de limón, una pizca de sal, y finalmente vertemos dos cucharadas soperas del aceite que teníamos prefrito con el pan.

Vamos removiendo con cuidado en el centro para ir mezclando los ingredientes. En este punto vertemos poco a poco la gaseosa, a la vez que removemos en círculos, mezclando perfectamente todo hasta que obtengamos una masa homogénea y espesa.

La gaseosa es el elemento secreto que hará que esta masa siempre salga bien y no tengamos problemas a la hora de freír. Antes de comenzar a ser popular su consumo allá por los años 40, se vendía en farmacias como un producto digestivo.

Seguimos el proceso batiendo los huevos con entusiasmo, de manera que nos quede la mezcla espumosa y con algo de aire. Sabemos el punto óptimo cuando al verter el batido, no quedan restos adheridos en el recipiente.

Añadimos el huevo; y  vamos mezclando, primero removiendo en círculos y luego batiendo ligeramente, hasta que se mezcle bien con el resto de ingredientes. Dejamos reposar unos 25 o 30 minutos para que fermente nuestra masa. Debe de quedar una crema con textura como unas natillas densas.

Cuando falten diez minutos para terminar el reposo, vertemos 500 mililitros de aceite de girasol en una sartén grande y honda. Ponemos a fuego fuerte y echamos una rama de canela para aromatizarlo.

Paso Importante es que el aceite estará suficientemente caliente pero que no eche humo. Introducimos el molde en el aceite para calentarlo bien; con dos o tres minutos será suficiente, en función siempre del material del que esté fabricado el molde. Cuando elaboremos las flores,debe de estar bien caliente para que se agarre bien la masa.

Freímos las flores. Le damos un ligero batido a la mezcla para repasarla y comenzamos con el proceso de elaborar las flores. Introducimos el molde en la mezcla, sin que llegue a sobrepasar la parte superior. Con el calor del metal la mezcla se pegará al molde y se soltará en el momento de meterlo en el aceite caliente de la sartén.

Según vamos friendo, vamos dando la vuelta a las flores para que se frían por ambos lados. Una vez estén doraditas,  las retiramos y reservamos en una fuente con papel absorbente, para que escurran bien el aceite.

Debéis de tener paciencia al principio del proceso, ya que mientras no le cojáis el punto puede que no os salgan bien o no se suelten bien del molde una vez en la sartén. Uno de los problemas más comunes es que el molde no esté lo suficientemente caliente, estad atentos a este punto.

Una vez frías, que estarán más crujientes y sabrosas, se espolvorean con azúcar glass y se sirven en la mesa. Otras opciones son espolvorearlas con azúcar normal, echarles un chorrito de miel o bañar una de las caras con chocolate fundido. Guardad las que os sobren en una caja metálica, como las de las galletas, y os aguantarán varios días en perfecto estado.

 Bon Xantar, amigos peregrinos.