Conducir a 50 por hora, un plan a veces imposible en Vilalba

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS VILALBA / LA VOZ

VILALBA

PALACIOS

El tráfico y las características de las calles obligan a veces a avanzar por debajo del límite permitido

09 may 2017 . Actualizado a las 12:08 h.

 El automovilista que circula por el centro de Vilalba no puede rebasar los 50 kilómetros por hora. Haya o no señales que informen de ese límite, se trata de una característica propia de los cascos urbanos. Pero además hay momentos del día en que un conductor que avance por la capital chairega no puede acercarse a esa velocidad, bien porque la situación del tráfico lo impide, bien porque las características de algunas calles hacen aconsejable avanzar con precaución al volante del vehículo.

Para elaborar este reportaje, se realizaron tres recorridos cuyos trazados, distancias y tiempos invertidos se recogen en esta misma página. Se efectuaron a primera hora de la tarde del jueves, entre la una y las dos, lo que supone un momento de circulación a veces algo intensa en el casco urbano vilalbés. El coche utilizado fue un Renault Megane, y en ningún momento se llegó a rebasar la velocidad máxima autorizada.

DE CAMPO DE PUENTE A ART DE POBLET

 Paciencia y prudencia al pasar por Campo de Puente y por la Rúa da Pravia. El primer recorrido tuvo lugar de Campo de Puente a Conde Pallares, con inicio en el cruce con una calle que enlaza con la carretera del alto de A Forca, junto a las nave de la empresa Eurico, y con llegada en el acceso a las viviendas del grupo As Fontiñas. El recorrido tiene un comienzo en el que se circula por una calle ancha, con aceras, carril para vehículos y zona de aparcamiento en los dos sentidos. Sin embargo, acercarse al cruce con las calles Castelao, Peña Novo y Cospeito y con la carretera del alto de A Forca, que permite acceder al polígono de Sete Pontes, supone el inicio de las complicaciones.

 En algunos tramos de Campo de Puente y de la Rúa da Pravia la velocidad apenas rebasó los 20 kilómetros por hora por el tráfico y por la presencia de vehículos que estaban aparcando o que se incorporaban a la circulación tras estar aparcados.

DEL PUENTE  DE A MAGDALENA A  LA AVENIDA DA TERRA CHÁ 

Curvas y aceras estrechas. El tercer recorrido se hizo entre el puente de A Magdalena, junto a la capilla, y la Avenida da Terra Chá, a la altura del cruce con la Rúa de Cospeito. Fue el de pendientes más pronunciadas, y todas, además, en subida. En el primer tramo, que va de la Rúa do Rollo a la confluencia de la Rúa de Betanzos con Conde Pallares, abundan las curvas.

 Una vez en esta calle, tampoco falta el trazado sinuoso, que además va acompañado de aceras estrechas, lo que obliga a extremar la precaución al volante. También son estrechas las aceras en la Rúa Chao Ledo, último paso antes de entrar en la Avenida da Terra Chá.

 DE LA AVENIDA DE LUGO A PLÁCIDO PEÑA

Algo de fluidez antes de un cruce a menudo complicado. El segundo recorrido empezó en el cruce de la Avenida de Lugo con la Rúa da Feira, junto a la capilla de Guadalupe, y acabó en el cruce de Plácido Peña con la Rúa do Cotarón, junto a la residencia de personas mayores. En la Avenida de Lugo funcionan los únicos semáforos del casco urbano. La circulación por algunos puntos de esa avenida y de la Rúa Galicia se hizo casi a 50 kilómetros por hora. Al avanzar por esa calle y llegar a los cruces con otras vías -García Hermida, Xermade, Calvario y Chao Ledo-, la velocidad se redujo. La tendencia se mantuvo en la Rúa da Pravia, en la que además se detuvo la marcha dos veces para permitir que cruzasen peatones en lugares señalizados.

En la confluencia de la Rúa da Pravia con Plácido Peña y Campo de Puente, antes de girar a la izquierda para tomar la calle que lleva el nombre del conocido médico vilalbés, fue preciso esperar, pues los coches que circulaban de Campo de Puente a la Rúa da Pravia impedían esa maniobra. Aunque Plácido Peña es una calle más ancha que la Rúa da Pravia, los coches aparcados a ambos lados y el tráfico de ese momento impidieron al conductor acercarse a los 50 por hora; en el último tramo, pasado el cruce con las calles Cidade de Viveiro y As Pontes, apenas aumentó la velocidad.