Suerte, paciencia y escopetas, las bazas para luchar contra los jabalíes

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS VILALBA / LA VOZ

VILALBA

Las ayudas económicas a ganaderos por daños en los cultivos apenas se convocan últimamente

30 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El que tenga fincas dedicadas a maíz, cultivo del que procede una parte importante de la alimentación del ganado vacuno, sabe que los próximos meses serán decisivos: por un lado, el cereal se desarrollará hasta estar listo para su recogida, a finales del verano o a principios del otoño; por otro, los ataques de jabalíes serán una amenaza constante en algunas fases del desarrollo.

¿Qué se puede hacer para que una finca quede a salvo de los jabalíes? Se puede pensar en la suerte, esperando que los animales pasen de largo; si los terrenos propios resultan afectados, no viene mal una poca de paciencia, ya que las ayudas económicas de la Xunta son una excepción últimamente, y se puede confiar también en la eficacia de las batidas si se llevan a cabo en zonas próximas a donde están situadas las fincas dañadas. Un ganadero podría tener, al menos teóricamente, alguna otra medida a su alcance, aunque su eficacia inmediata ya resultaría más bien imposible.

 COMPENSACIONES

Las indemnizaciones escasean. La Xunta concedió el año pasado indemnizaciones por daños causados por jabalíes en fincas agrícolas. Con ese gesto se rompió -explica Jacobo Feijoo, responsable de Desenvolvemento Rural de Unións Agrarias- una tendencia iniciada a finales de la pasada década, pues no se daban desde que el PP había vuelto a la Xunta. Este año tampoco se han convocado.

 Según la orden del año pasado, publicada en el Diario Oficial de Galicia (DOG) el 15 de julio, se fijaba un máximo de 1.500 euros por persona y año, con cuantías diversas en función del cultivo y metro cuadrado. Los tipos de cultivo que se recogían eran maíz en grano, maíz forrajero, centeno, trigo, pradera, patata, hortalizas 1 (zanahoria, repollo y nabo), hortalizas 2 (coliflor, tomate, berenjena, calabacín, cebolla, judía verde, lechuga y puerro) y uva, con diversas cuantías: por ejemplo, se estipulaban 0,14 euros por cada metro cuadrado de maíz en grano; 0,13 por cada metro cuadrado de maíz forrajero; 0,42 por cada metro cuadrado de patata, y 0,55 por cada metro cuadrado de uva.

 REACCIÓN

Conveniencia de avisar tras un ataque. Un ganadero cuyos terrenos se hayan visto dañados por incursiones de jabalíes debe de avisar de lo ocurrido a la Xunta, que así puede contactar con el tecor de la zona. Los cazadores, por su parte, necesitan autorización para llevar a cabo alguna medida.

 OPCIONES

Soltar perros o realizar esperas o batidas. Para reducir el impacto de los daños, los cazadores pueden soltar perros, con lo que se supone que los jabalíes huyen de la zona al sentir un cierto temor, o efectuar esperas o batidas. Carlos Pena -presidente del tecor Río Ladra, cuyo ámbito se sitúa en parroquias del sur del término municipal de Vilalba- afirma que las batidas son más eficaces que el hecho de soltar a los perros por el campo: con esa última medida, dice, los jabalíes «non collen medo ningún» y su utilidad es dudosa.

TEMPORADA

Problemas ya registrados. Aunque la cosecha de maíz no se ha iniciado aún en muchos casos, los daños del jabalí ya se han presentado. Pena asegura que se han visto ataques a fincas de patatas.

 OTRO RECURSO

La vía judicial es posible. Un ganadero que se viese afectado por ataques de jabalíes podría llegar a usar la vía judicial, explica Jacobo Feijoo: para ello debería de contar un informe pericial que evaluase los daños, y la demanda se dirigiría contra el tecor. Se han dado casos de sentencias condenatorias por accidentes de tráfico originados por la presencia de fauna salvaje en carreteras, aunque en este caso parece haber más bien coincidencia en la necesidad de otra medida: es «fundamental» controlar la población de jabalíes, opina Feijoo; Carlos Pena muestra un punto de vista similar.