La corrupción como un pecado grave

X.M.P. VILALBA

XERMADE

Un sacerdote chairego lamenta que los casos descubiertos en años pasados hayan gozado antes  de impunidad

02 feb 2017 . Actualizado a las 19:24 h.

«La corrupción no es un acto sino una condición, un estado personal y social en el que uno se acostumbra a vivir. El corrupto está tan encerrado y saciado en la satisfacciónm de su autosuficiencia que no se deja cuestionar por nada ni por nadie».

Las palabras pueden sonar duras y contundentes, y las pronunció un sacerdote chairego el pasado fin de semana, aprovechando la fiesta de Santo Tomás de Aquino. Luis Rodríguez Patiño, que atiende las parroquias de Labrada (Guitiriz) y de Momán (Xermade) así como otras en Aranga y en Monfero, sostiene que «la corrupción en sí no se perdona, porque es un pecado estructural y está ligado a un sistema injusto».

Patiño utiliza a menudo palabras contundentes para expresar puntos de vista no siempre coincidentes con los de la jerarquía. En este asunto afirma que «en los últimos años» han aparecido numerosos casos de corrupción, aunque, añade, lo preocupante es que solo preocupen en un momento de crisis económica, tras años en los que los «pelotazos urbanísticos» y la «corrupción institucionalizada»parecían gozar de impunidad.

No basta, asegura, con separar a buenos y malos. El sistema necesita regenerarse, y para ello «debe quemarse sin perdón ni misericordia, pues la misericordia es para personas, no para estructuras que destruyen a las personas.