El pueblo de Lugo donde no hay bodas nuevas pero sí bodas de oro

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS VILALBA / LA VOZ

XERMADE

Los dos matrimonios con el párroco de Momán, Luis Rodríguez Patiño, en el centro.
Los dos matrimonios con el párroco de Momán, Luis Rodríguez Patiño, en el centro. CEDIDA

Dos matrimonios celebraron en una parroquia de Xermade sus 50 años de casados

25 ago 2023 . Actualizado a las 22:08 h.

En Momán (Xermade) no hay bodas de gente dispuesta a contraer matrimonio. El sacerdote Luis Rodríguez Patiño, que atiende esta parroquia más la de Labrada (Guitiriz) y otras en Aranga y en Monfero, explica que este año no ha oficiado ningún enlace, aunque sí ha tenido dos celebraciones destacadas y emotivas.

Los 50 años de casados no se celebran todos los días, ni todos los matrimonios alcanzan a vivir ese tiempo para festejar sus bodas de oro. Dos matrimonios de Momán sí han logrado esa larga trayectoria en común, y el pasado día 19 lo celebraron. El sacerdote ofició sendas misas para los matrimonios y para sus familiares.

Delfín Romero Souto nació en Momán, aunque lleva décadas asentado en Neda con su mujer. En Ferrol y alrededores trabajó de fontanero, una profesión seguida por sus dos hijos, que tienen una empresa. Sin embargo, ni olvida ni aparca sus raíces: «A terra tira», dice. Tanto es así que en su lugar de origen conserva su casa, a la que vuelve con frecuencia: «Considérome de Momán», recalca.

Cumplir 50 años de matrimonio con su esposa, Carmen Lobeiras, supone una alegría que no oculta. Ella es de O Buriz (Guitiriz), y en Momán se conocieron. Lo que le apena es que su parroquia  tenga ahora menos vecinos y menos animación que hace años. Él, por ejemplo, presidió la Sociedade Recreativa e Cultural de Momán, que entonces contaba con casi 80 socios.

Un conocido bar

Cuando en esta parroquia se veía una actividad que, como en otros lugares, ha ido disminuyendo, las ferias de Momán tenían un poder de convocatoria que llegaba más allá del municipio xermadés. Bares como el de Florentino Carballeira estaban animados desde primeras horas de la mañana. Orlando, hijo suyo, continuó con el negocio, y con su esposa, María Paz, lo atendió hasta la jubilación.

El bar estaba muy cerca del campo de la feria. El matrimonio tuvo una hija, que vive en Lugo, y un hijo, residente en Vilalba. El negocio se cerró al jubilarse los responsables. María Paz, que también es de O Buriz, no lamenta que los hijos hayan tomado otro rumbo en sus vidas. Por el contrario, se alegra de que ella y su marido hayan podido darles estudios «para que fosen para arriba».

Satisfacción del párroco

Los dos matrimonios se conocen. El sacerdote Rodríguez Patiño se siente agradecido de oficiar celebraciones de ese tipo, pero también de que los participantes las vean como algo especial. El cura no solo está satisfecho de que quienes viven fuera conserven sus vínculos con el lugar de origen, sino de que los hijos animen a los padres a celebrar actos como los de las bodas de oro.