Agricultura ha salido al paso de las acusaciones de los cerqueros gallegos al respecto del acoso y los malos modos que, aseguran, reciben por parte de los inspectores
29 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Agricultura ha salido al paso de las acusaciones de los cerqueros gallegos al respecto del acoso y los malos modos que, aseguran, reciben por parte de los inspectores que, dicen, los tratan como a delincuentes. Frente a esa percepción, Madrid sostiene que «se están desarrollando con total normalidad». Tanta, que en las diez que se realizaron desde el lunes pasado no hubo incumplimientos ni se detectaron infracciones. Desde el ministerio explican que de esa decena de revisiones solo se hizo una a un cerquero gallego, la correspondiente al Mar de Alba. Fue el jueves pasado frente a Burela y, sostiene Madrid, «se llevó a cabo con total normalidad, finalizando sin novedad y sin detectarse ninguna infracción». Es más, durante su desarrollo, «existió un clima de plena colaboración y entendimiento entre los inspectores y los responsables del buque». De modo que «se informó a los mismos de las normas vigentes en relación a las descargas de más de diez toneladas de xarda y de la prohibición de realizar transbordos de capturas a otros buques en el mar, además de comunicar que, por la cantidad de pescado alijado, solo podría descargar en Avilés o en A Coruña, «teniendo además que realizar el preaviso establecido y recibir la autorización para dicha descarga», explica Agricultura.
Madrid expone que el Mar de Alba puso rumbo a A Coruña, «sin ningún tipo de escolta por los medios de inspección», pues el patrullero Río Miño, en el que estaban embarcados los inspectores continuó realizando frente a Burela sus trabajos de vigilancia de la costera de la xarda.
Refuerzos
Ya en el puerto coruñés, dado el tipo de descarga y las normas comunitarias vigentes, «únicamente dos inspectores de Agricultura realizaron el control de la misma». Aclara, sin embargo, que, si había más agentes de seguridad, se debió a que intervino la policía portuaria, pero lo hizo «por iniciativa propia», debido a «la tensión generada», ya que «estaba presente un grupo de unas 15 personas increpando a los inspectores, para permitir el control de la descarga.
Esa revisión, aclara Madrid, finalizó «únicamente con la detección de que el buque no había remitido el preaviso, pero sin la adopción de ningún tipo de medidas, ni el decomiso de las capturas».