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La Armada advierte a los mercantes del peligro de ataques en el mar Rojo

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

JOSE PARDO

Milicianos yemeníes bombardearon en octubre un metanero fletado por Fenosa Gas

27 feb 2017 . Actualizado a las 07:53 h.

A finales de octubre, el buque metanero Galicia Spirit, fletado por Unión Fenosa Gas para el transporte de combustible, fue atacado con lanzagranadas por yemeníes a bordo de un esquife cuando surcaba las aguas del estrecho de Bab Al Mandah. Los proyectiles no dieron en el blanco y no hubo heridos entre la tripulación, en la que había gallegos. Pero ese incidente disparó las alarmas sobre la seguridad marítima en una de las zonas más estratégicas del mundo para el tráfico de la flota mercante.

Este estrecho, de solo doce kilómetros de ancho, recibe los barcos procedentes del océano Índico que se adentran en el mar Rojo y que de ahí se encaminan hacia el canal de Suez, a través del cual acceden directamente al Mediterráneo y al continente europeo.

Y es que, además, ese ataque desde Yemen no fue el primero que se registraba en la zona contra barcos occidentales. Unas semanas antes, también en octubre, el destructor norteamericano USS Manson detectó el lanzamiento desde la costa de dos misiles de crucero, que logró repeler con proyectiles antiaéreos.

El estrecho de Bab al Mandah se ha convertido en el nuevo quebradero de cabeza para las armadas que participan en la operación Atalanta, entre ellas la española, contra la piratería marítima somalí en el cercano golfo de Adén. Esa misión internacional, desplegada en el 2008 y que continuará hasta diciembre del 2018, ha conseguido reducir al mínimo los ataques piratas a los barcos pesqueros, pero ahora el conflicto se ha trasladado hacia el oeste, hacia el estrecho, por el que no transitan pesqueros españoles, pero sí buques mercantes.

Para abordar el problema, la Armada convocó ayer a los integrantes del clúster marítimo español, en el que se encuentran organizaciones del sector naviero, además de la patronal pesquera Cepesca. Su presidente, Javier Garat, explicó que el Ministerio de Defensa lanzó un mensaje llamando a la calma, ya que el riesgo de ataques es medio bajo, aunque instó a la flota mercante a tomar precauciones cuando transiten por ese estrecho.

De todos modos, la zona está vigilada por los barcos militares que participan en la Atalanta. En estos momentos, la Armada española tiene desplegado en la zona el patrullero Tornado, equipado con un helicóptero, y un avión de patrulla marítima con base permanente en Yibuti.

La guerra de Yemen

Los peligros que acechan a los barcos en el estrecho de Bab al Mandah son diferentes a los del golfo de Adén y Somalia, que provocaron el despliegue de la misión internacional de vigilancia militar. Así, los piratas marítimos que abordaban los barcos con la intención de secuestrarlos para pedir un rescate han sido sustituidos por guerrilleros yemeníes inmersos en un conflicto interno, aunque con intervención exterior. Así, el estrecho de Bab al Mandab está bajo control del movimiento popular yemení Ansar Allah (rebeldes hutíes separatistas), apoyados por el régimen de Irán y enemigos de Arabia Saudí y, por tanto, de Estados Unidos. De hecho, Riad lanzó hace casi dos años la operación Tormenta Decisiva para bombardear a los rebeldes.

Washington, que colabora con el Gobierno saudí en Yemen, tomó represalias contra los rebeldes por el ataque a su destructor.