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El gallo, ese viejo gran desconocido

e. abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

ANDY BUTTERTON | EFE

Armadores de Vigo impulsan un estudio para conocer la edad de maduración de una de sus especies principales

10 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Si la merluza reina en las lonjas del norte de Galicia -Celeiro, Burela y A Coruña-, el gallo tiene el cetro en las del sur. Por eso en diciembre pasado, mientras en A Mariña aplaudían el resultado del Consejo de Ministros de Pesca, en Vigo y Marín se echaron a temblar porque la Administración española regresaba de Bruselas con un recorte del cupo de rapante del 15 % en aguas del Cantábrico y del 25 % en Gran Sol. Un tajazo exagerado, a juicio de los armadores. Y no solo por las implicaciones económicas que esa rebaja tiene sobre las empresas, sino porque consideran no tiene explicación en el plano biológico, por lo que observan en el caladero.

Cierto que esa decisión se ha adoptado atendiendo a las recomendaciones de los científicos. Pero resulta que esas evaluaciones y estimaciones se realizan con datos de conocimiento de la especie por los que han pasado casi veinte años. Y si hace apenas un lustro se descubrió que la merluza crecía el doble de rápido de lo que suponían los biólogos, no es descabellado pensar que pueda ocurrir lo mismo en el caso del gallo, que a la ciencia se escape algún rasgo que consiga explicar ese profundo desfase que hay entre lo que los científicos ven y lo que los armadores detectan.

Así que desde la Cooperativa de Armadores de Vigo (Arvi) han decidido pasar a la acción y lanzarse a conocer mejor al gallo, que allí llaman rapante y que en A Coruña pasa a ser meiga. A través de la Organización de Productores de Pesca Fresca del Puerto de Vigo (OPPF-4), y en el marco de su iniciativa para la reducción de los descartes, Arvi abordará un estudio sobre el potencial reproductivo del gallo en Gran Sol y litoral. Se encargarán de las dos especies que hay en uno y otro caladero: el Lepidorhombus wiffiagonis y el Lepidorhombus boscii. Para ello, colaborarán con el Instituto Español de Oceanografía de Vigo. 

Embarque

No esperarán mucho para empezar. Hoy mismo zarpará el buque Skelling Light II, que la empresa Eire Pesca cede altruistamente, para recoger muestras de las ojivas (curvas) de maduración del rapante. Y es que la biomasa de reproductores de la especie se estima teniendo en cuenta el porcentaje de individuos maduros por edad o talla. Y la ojiva utilizada para evaluar el rapante fue estimada en 1998, a partir de los datos recopilados durante el proyecto BIOSDEF. Desde entonces, no ha sido actualizada. Eso, en lo que respecta al Lepidorhombus wiffiagonis. En el caso del L. boscii aún se sabe menos. 

Cambios

Los armadores explican que la maduración, junto con el crecimiento, es uno de los rasgos más variables en la vida de los peces explotados comercialmente, por lo que la ojiva de maduración puede variar con el tiempo, y con ella, la cantidad de individuos reproductores.