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La migración de la xarda hacia el norte amenaza con dejar a España sin cuota

e. abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

PACO RODRÍGUEZ

Galicia ve en esas predicciones argumentos para desgajar la gestión del Cantábrico

13 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

De pronto un día se descubrió que se podía pescar merluza en Noruega casi como en Gran Sol; que la anchoa nadaba por Dinamarca como acostumbraba a hacerlo en el País Vasco, y que la xarda iba camino de complementar al bacalao como alimento de las focas del Ártico. Podría ser que esa expansión hasta latitudes tan septentrionales fuese por la superpoblación de esas especies, pero no. No había tal razón idílica. Al contrario. No es expansión, sino más bien desplazamiento. Una migración del stock hacia el norte en busca de aguas más frías. En definitiva, de nuevo el cambio climático, el calentamiento global, la alteración de corrientes, la acidificación del océano, la subida del nivel del mar... «Todas esas consecuencias tienen efectos sobre la vida marina y costera y podrían constituir riesgos potenciales para aquellas especies a las que les cuesta adaptarse a los cambios», explica el biólogo holandés Bauke de Vries, autor de un estudio sobre el impacto del cambio climático en las pesquerías pelágicas realizado a instancias del Consejo Consultivo (obviamente) de Pelágicos. Y resulta que de todos esos fenómenos, el que más afecta a este tipo de poblaciones pesqueras es el aumento de la temperatura del océano. Las especies comercialmente más importantes están emigrando hacia el norte. Claro que con ellas también se desplazan los patógenos, las especies invasoras y las algas, lo que podría desembocar en «una pérdida de diversidad» y unas cada vez más frecuentes mareas rojas. 

Más difícil de predecir es el efecto que esa subida de temperatura tendrá en el desove y, en consecuencia, cómo influirá eso en los consejos científicos.

Lo que está más que claro es que «las especies están trasladando su centro de distribución al norte y, por tanto, el TAC (total admisible de capturas) para las diferentes zonas debería cambiar. Porque al variar su distribución, «algunos países» incluso «podrían perder el derecho a pescar un stock» ya sea por su drástica reducción en sus caladeros o por su desaparición de un área de pesca sometida a TAC, advierte De Vries. Ni que decir tiene que la costa gallega encaja a la perfección con una de esas zonas para las que los augurios son más pesimistas. Está claro que si a la xarda le ha dado por las aguas del Ártico, las de Fisterra se le habrán quedado varios grados por encima de mornas. Y quizá en un futuro, no se sabe cuánto de lejano, dar con una xarda en Galicia sea algo tan inusual como lo es hoy toparse con una barracuda. 

Al mal tiempo...

La pesca gallega ha puesto buena cara a esas malas previsiones y ha sido capaz de extraer una lectura positiva de ese éxodo al norte que preconizan para la xarda. Y es que si la presencia de la especie es cada vez más residual, el impacto de la actividad extractiva sobre el stock va a ser mínima, menos incluso de lo que lo es ahora (la mayor parte de las cuotas las acapara el Reino Unido). Así que, «dado que os rendementos económicos por buque van ser menores porque hai menos, habería que revisar o TAC á alza para que no período de implosión desta pesqueira se poida aproveitar ao máximo», explica Torcuato Teixeira, secretario xeral de Pescagalicia. 

El representante del arrastre de litoral coruñés ve incluso una puerta abierta a conseguir esa unidad funcional diferenciada del norte que reclaman para la xarda y el jurel del Cantábrico. O, incluso, dado que el mismo informe alude a una posible revisión de las áreas que engloban los stocks pelágicos, borrar la frontera imaginaria que separa la zona VIIIc (de Fisterra al golfo de Vizcaya) de la IXa (de Fisterra al golfo de Cádiz). Porque, eso sí, el experto que ha hecho el informe advierte de que habrá que afrontar esas modificaciones y cambiar el sistema de gestión y recomendación sobre los stocks

La ruta de las especies pelágicas

Los asesores del Consejo Consultivo de Pelágicos apuestan por gestionar la pesca mediante un enfoque ecosistémico. Esto es, que tenga en cuenta el impacto de todas las actividades humanas sobre las especies. Todas. La pesca, una más. 

Bacaladilla

Pendiente del giro del Atlántico norte. Al lirio le gusta nadar en aguas a 14 grados. Y aunque las poblaciones se distribuyen por el mar de Barents, Islandia y hasta el Mediterráneo y las costas de Marruecos, lo cierto es que se trata como un único stock. Según el estudio, la evolución del lirio dependerá del giro del Atlántico norte. Si esa corriente es débil, lo más probable es que no haya cambios en la distribución de la bacaladilla. Si es fuerte, se desplazará hacia el norte. 

Jurel

Mudanza al mar de Noruega. El jurel es una especie altamente migratoria que tanto le dan las aguas a 5 grados que a 16, así que tanto se le encuentra en Islandia como en el mar Negro y el Mediterráneo. Aunque es difícil predecir su evolución, lo cierto es que los científicos han constatado que el jurel del Atlántico nororiental se ha movido 39 kilómetros hacia el norte por cada grado de calentamiento. Y lo más probable es que esa tendencia continúe, por lo que hay expertos que apuestan por que se implantará en Noruega. Ahora bien, esa teoría choca con que quizá las aguas nórdicas tengan la temperatura más adecuada, pero no su hábitat, con lo que podría no encontrar allí su acomodo. 

Arenque

Ya ha cambiado bastante. El arenque que ahora habita en el golfo de Vizcaya, Groenlandia y el mar de Barents ya ha sufrido muchos cambios durante los últimos 50 años. Y como soporta una amplia gama de temperaturas, los biólogos no creen que vaya a tomar la ruta de la merluza o de la xarda por ese calentamiento.

Xarda

A las puertas del Ártico. La xarda, a la que le gustan las aguas a 10 grados, abundaba en el noroeste del Atlántico, en aguas tropicales y el Mediterráneo. Su límite era el mar de Norte, pero ya ha aparecido a las puertas del Ártico, lo que da mayor peso a la teoría de que se asentará por las aguas noruegas. Claro que se conoce tan poco la migración de la caballa que es difícil lanzar una predicción certera.