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Los profesionales británicos saben que la baza política jugará más que el peso económico

e. a. REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

M.A.PUSHPA KUMARA | Efe

16 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Los gallegos siempre se han sentido maltratados por el principio de estabilidad relativa, establecido cuando España no formaba todavía parte del club comunitario que ya se había repartido los recursos pesqueros. Pero los lamentos que se escuchan aquí también se oyen en inglés en Peterhead o Hastings: que el sistema de reparto de cuotas está pensado para negar a los británicos los beneficios que habrían acumulado si se hubiera permitido al Reino Unido operar de forma independiente en su zona económica exclusiva.

La bajura, por ejemplo, se queja de que estar sometida al sistema de TAC (totales admisibles de capturas) y cuotas agotan en semanas el cupo que debía llegar para todo el año. Y se quejan de que Francia pueda pescar en el canal de la Mancha 1.660 toneladas de bacalao, mientras que el Reino Unido apenas disponga de 144 toneladas. Quejas no muy distintas a las que se escuchan en Portonovo sobre la raya o en Ribeira con la xarda y el mismo argumento que usa la flota para lamentar que España apenas arañe 40.000 toneladas de caballa cuando la flota escocesa dispone de 250.000.

Pero hay una diferencia sustancial: los pescadores británicos están convencidos de que su Gobierno pondrá toda la carne en el asador para proteger su pesca. De hecho, la Federación de Pescadores del Reino Unido (NFFO) está convencida de que la pesca tendrá un peso político que su importancia económica por sí sola no justificaría. Bruselas prácticamente da la batalla por perdida.