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Galicia planta cara a los agoreros del «brexit» y dará batalla por sus cuotas

Cristina Porteiro
cristina porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

SOMOS MAR

Quintana cree que el divorcio puede ser una oportunidad si se juegan bien las cartas

19 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Hasta 6.100 empleos podrían desaparecer en la UE. A largo plazo, el 15 % de la flota comunitaria (500-600 barcos) podría ser destruida y España perdería alrededor del 2,2 % del valor de sus capturas. Son las estimaciones que hizo en su momento la Alianza Europea de la Pesca, la organización que agrupa a las nueve principales potencias pesqueras de la UE, en torno al coste de una salida abrupta del Reino Unido de la UE. Una vez más, como tantas veces en la historia, los británicos amenazan a los pescadores europeos con expulsarlos de sus aguas.

Los cálculos hacen temblar a algunas flotas como la belga, la holandesa y la irlandesa, las principales afectadas, pero ¿qué pasa con la gallega? Desde la entrada de España en la UE en 1986, las posibilidades de pesca en aguas británicas mermaron. Los pescadores tuvieron que buscar fortuna en otros caladeros y tragar con una clave de reparto de cuotas abiertamente perjudicial para una flota tan potente e infrarrepresentada como la gallega.

El brexit vuelve a trastocar todo el complejo entramado pesquero. Pone patas arriba la gestión compartida de los stocks, pero también abre puertas que Galicia quiere explorar. «El brexit nos preocupa muchísimo. Fuimos la primera región de la UE que se puso a trabajar en cuanto se tuvo conocimiento de que el Reino Unido se iba», recordó ayer en Bruselas la conselleira de Pesca, Rosa Quintana, quien, a pesar de los nubarrones que se ciernen en el horizonte del sector, encuentra razones para ser optimistas: «Cuando llegue el momento, Galicia tendrá los deberes hechos. El brexit lo podemos valorar como una oportunidad si sabemos jugar bien nuestras cartas y las de la UE», deslizó. 

Estabilidad relativa

Las autoridades gallegas disponen ya de un amplio informe jurídico sobre la situación y un adelanto del documento sobre el impacto socioeconómico. Pero, ¿qué bazas jugará Galicia? La flota no esconde su deseo de aprovechar el brexit para renegociar los criterios de reparto y conseguir así una parte más proporcionada del pastel. ¿Habrá damnificados? No cabe duda de que sí. Bruselas admite que el sector pesquero es el que peor pronóstico tiene, será el gran sacrificado en las negociaciones. 

Informes del Gobierno apuntan que al menos 80 barcos españoles se verán afectados, «mitad arrastreros y mitad palangreros» y apunta también en dirección a los 40 buques de capital español con pabellón británico, muchos de ellos de empresarios gallegos. Para ellos se avecinan tiempos de incertidumbre. Quintana no se ve en la obligación de interceder: «Esos barcos que tienen pabellón británico, son británicos. Hay capital gallego, pero tendrán sus aguas como tienen el resto de británicos», zanjó antes de instar a la UE a armarse de argumentos para «adelantarse» a los británicos. «Son muy buenos negociando y tenemos que estar preparados», alerta.

En busca de botiquines más pequeños para la flota de bajura

De las 4.400 embarcaciones con puerto base en Galicia, al menos 3.900 son de bajura. Muchas se dedican al cerco en mareas pequeñas. Faenan en zonas cercanas a la costa gallega, sin adentrarse en otras aguas, pero Bruselas les exige a todas ellas portar botiquines y equipos sanitarios tan completos que les permitirían combatir enfermedades poco frecuentes en la región como la malaria. La flota de bajura se quejó del espacio que ocupa en sus buques, donde no consideran necesaria la mayor parte del material. Y eso es lo que expuso ayer Quintana al director general de Empleo de la Comisión Europea, Stefan Olsson, a quien trasladó un informe técnico en el que se recomienda amoldar la directiva europea para adaptar los botiquines a las especificidades de cada pesca y embarcación.

«La propuesta reduce un 75 % el número de medicamentos que tienen que llevar las tripulaciones y un 55 % el material médico. También se propone cambiar el modelo de caja pasando de ser un armario que casi no entraba en la embarcación a ser un tipo de mochila o riñonera», explicó la responsable gallega de Pesca. Una propuesta que Olsson recibió con entusiasmo. Quintana justificó la decisión «no por razones de ahorro» para los pescadores, ya que los botiquines son financiados al 95 % por las Administraciones, sino para mayor seguridad y «estabilidad» de la embarcación. «Tampoco aportaba nada llevar medicamentos para la malaria», explicó. Una obligación que sí tendría más sentido aplicar a la flota de altura que faena en caladeros internacionales.