Vendedores y usuarios se quejan del descontrol en el mercado ecológico del Campo da Leña

MONTSE CARNEIRO A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

Foto de archivo del Mercado Ecolóxico de A Coruña
Foto de archivo del Mercado Ecolóxico de A Coruña EDUARDO PEREZ

Los productores temen que los artículos no ecológicos confundan a los consumidores y que el prestigio ganado se eche a perder

12 may 2017 . Actualizado a las 10:39 h.

La visita el pasado domingo de una pareja de la Policía Local al mercado ecológico del Campo da Leña, tras recibir una denuncia sobre un puesto de mojitos que carecería de autorización, puso al descubierto un descontrol en la gestión larvado en los últimos dos meses. Vendedores y usuarios se quejan de fallos en el mercado municipal desde su adjudicación en febrero por un período de cinco meses y un importe de 18.700 euros, 3.000 menos que el máximo fijado en la licitación.

En esta segunda etapa -el mercado nació en otoño del 2016 y en tres meses se consolidó como un espacio de venta para productores de toda Galicia y una alternativa de comercio local-, la nueva adjudicataria implantó un procedimiento para seleccionar a los vendedores, cubrir las cuotas exigidas por el Ayuntamiento (50 % certificados por el Craega, 25 % ecológicos de la ciudad y 25 % de proximidad) y distribuir los puestos en el espacio de la plaza, que en la segunda feria ya dio lugar a una primera reclamación formal al Ayuntamiento. «Pedimos que se revisara o funcionamento do mercado e esiximos que nos compensaran os gastos daquel día. E seguimos esperando», explica Milagros López, de DoSouto, una empresa dedicada a la producción de castañas y mermeladas que tenía comprometido un puesto el primer domingo de abril y por fallos de organización llegó a la ciudad después de recorrer 150 kilómetros y antes de una hora ya había emprendido el viaje de vuelta.

La participación de vendedores varía cada domingo -algunos que acudieron en la primera etapa se han dado de baja- y a efectos de exponer una oferta amplia «es importante saber quiénes vamos a estar porque en función de eso llevamos unos productos u otros. Pero nadie nos lo dice», se queja la propietaria de una tienda ecológica. También protestan por la deficiente publicidad, la falta de un punto de información, la instalación de varios puestos por la persona que posee la adjudicación y sobre todo por la entrada de productos no ecológicos que pueden llegar a confundir al consumidor -«ya no hablamos de que tengan sello del consejo regulador, sino de que la base sea ecológica», detalla un productor-. «Temos medo de que agora que o mercado se consolidou se bote a perder o traballo feito», apunta la propietaria de otra tienda en el barrio.

El malestar se ha trasladado a los usuarios. En esa nueva estrategia, que incluye conciertos, mojitos y talleres, «el domingo pasado el volumen de la música era tan alto que yo quería preguntar un precio y no me oían», indica Xabier Vidal, comprador habitual. Teresa, una vecina del barrio que se surte en el mercado desde su inauguración en octubre, advierte sobre todo un cambio en la oferta. «Últimamente veo productos y objetos de artesanía que antes no había, por eso pregunto cuáles son ecológicos y cuáles no. Antes no lo hacía -admite-. Igual debería».

La Voz consultó al Ayuntamiento sobre la reclamación presentada, aunque el gobierno local no hizo ningún tipo de declaración al respecto.