Vuelve el inmueble

venancio salcines PRESIDENTE DE LA ESCUELA DE FINANZAS

MERCADOS

28 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Vuelve la inflación. ¿Se acuerda de cómo era? Llega con timidez y, a juicio de algunos, como el Banco Central Europeo, en situación de transeúnte. No se observan visos de que se instale o, al menos ellos, no le observan maneras. Los economistas solemos diferenciar entre inflación e inflación subyacente. La segunda es como la primera, pero dejando fuera la energía y los alimentos no procesados. Al hacer esto, podemos sentir mejor el peso de la demanda y aislar efectos coyunturales, como una sequía. Un análisis de la subyacente, observada en foto fija, nos indica que está controlada y, por tanto, no hay motivos para la preocupación. Afirman que todas las tensiones de precios que estamos viendo es por la enorme subida porcentual de los precios del petróleo. Recordemos que el barril Brent estaba en el entorno de los treinta dólares y ahora se mueve en la horquilla de los cincuenta. Indican que, asumido el efecto que esta subida tiene sobre los índices de crecimiento de los precios, no hay más tela que la que arde. ¿Es correcto? En foto fija, sí. Otra cosa es si extendemos nuestro análisis. Aquí todo cambia o, al menos, eso es lo que observo y no soy el único. El Instituto de Investigación Económica de Alemania, más conocido por sus siglas, IFO, está en una línea parecida. ¿Cuál es? Europa ha empezado a calentarse y el BCE deberá acelerar su abandono de la actual política monetaria.

¿Hay mimbres para ello o nos hemos vuelto locos? Lo digo porque ahora mismo en Europa la inmensa mayoría respalda al cien por cien la actual política monetaria. Es decir, este análisis tendría poco respaldo en Fráncfort.

Si usted es lector habitual de esta columna, recordará que en verano comenté que no podíamos perder de vista el índice de precios industriales, que en su evolución encontraríamos parte de las respuestas que buscamos. Este martes pasado conocimos su evolución durante el 2016. Veamos qué nos dice. Dato más relevante, en abril del año pasado los precios industriales sin energía habían caído un 1,1 %, y con energía un 6 %. ¿Foto fija en esta primavera? Nuestra economía se congela. Nada más alejado de esa realidad. A partir de ese momento, los precios industriales sin energía, el mejor indicador del calentamiento de la demanda, tiraron hacia arriba sin descanso, y hoy están en un crecimiento del uno por ciento. ¿Parará la escalada? Este es el tema, hacerse esa pregunta y olvidarse de las instantáneas. A mi juicio, no. Y lo digo de un modo rotundo. El Banco de España habla de que terminaremos el año con un IPC del 2,5 %, es posible, pero a diciembre pasado los precios industriales con energía se colocaban en un 2,8 %. Me parece obvio que el pronóstico del Banco de España se va a quedar corto como me parece igualmente obvio que el BCE va a tener que alterar su estrategia antes de terminar el año.

Subidas de precios de entre el dos y el tres por ciento, combinadas con remuneraciones del pasivo bancario cercanas a cero, van a llevar el tipo de interés real a altas tasas negativas. Es decir, las familias con ahorro observarán que o abandonan los depósitos y se ubican en otro activo, o perderán poder adquisitivo. Cada familia actuará de un modo diferente, pero será suficiente con que el 5 % decidan mover su riqueza financiera a otros activos para que se fortalezca la inflación de demanda. ¿Esto ocurrirá? Seguro. ¿Hacia qué activos? Respóndase usted la pregunta. ¿Dónde metería su dinero para que no perdiese capacidad de compra? Sí, pues ahí. Vuelve el inmobiliario.