Llegan las hortalizas de contenedor

Sara Cabrero
Sara Cabrero REDACCIÓN / LA VOZ

MERCADOS

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El hermano del fundador de Tesla ha comenzado a cultivar verduras en espacios cerrados de apenas 30 metros cuadrados, en los que son capaces de producir 50.000 cogollos de lechuga al año

12 mar 2017 . Actualizado a las 12:37 h.

Comprar un calabacín o sentar a la mesa una simple lechuga se ha convertido en los últimos meses casi en un lujo. Estos productos básicos en la despensa de las familias han experimentado una escalada de precios debido a las inclemencias meteorológicas y la ola de frío que el Viejo Continente ha vivido en estas últimas semanas.

Pocas son las hortalizas que se han librado del aumento de precios. Y en los peores casos, algunas incluso han llegado a multiplicar por tres su coste. Según los datos que publica el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación en su informe semanal de coyuntura, el calabacín a granel se pagaba al agricultor a finales del año pasado a 1,12 euros el kilo, una cantidad que aumentaba hasta los 2,5 euros el kilo (más del doble) en el mes de enero, en el peor momento del temporal de frío. En estas últimas semanas, este alza parece habernos dado un pequeño respiro, pero el problema no es inusual. Más bien todo lo contrario.

El nivel de exigencia que hemos impuesto al planeta, añadido a los inoportunos e incontrolables caprichos de la naturaleza, provocan cada año algún que otro susto a los agricultores, y también al consumidor. Cosechas arrasadas o frutas y verduras inalcanzables para muchos bolsillos son solo la punta del iceberg. Y ante este reto que se nos plantea, ya hay quien ha comenzado a echar mano de la innovación y la tecnología para intentar buscar una salida a un problema que no es menor.

Uno de los últimos en sumarse a esta búsqueda ha sido Kimbal Musk, hermano del célebre Elon Musk (cofundador de Tesla y PayPal), que ya ha bautizado a su próximo proyecto como «la revolución de la comida de verdad».

Square Roots es un programa de incubadoras de cultivos urbanos que poco o nada tiene que ver con lo que hasta ahora conocíamos como huertos o invernaderos. Basado en la agricultura vertical, el futuro de las verduras, según el menor de los Musk, pasa por el cultivo de las mismas dentro de edificios, pisos o rascacielos, siendo capaces de combinar el campo y la ciudad en un concepto totalmente novedoso.

La primera experiencia piloto ya ha echado a andar en Brooklyn. Allí, diez jóvenes emprendedores han centrado sus esfuerzos en hacer crecer comida en una decena de granjas artificiales albergadas en el interior de pequeños contenedores marítimos de acero. Alejados de la luz solar, los cultivos de Square Roots crecen gracias a luces LED de color rosa.

Con apenas 30 metros cuadrados, cada contenedor es capaz de producir 50.000 cogollos pequeños de lechuga cada año. Según Business Insider, las hortalizas crecen a lo largo de sus cuatro paredes, sobre una especie de células llenas de agua y de nutrientes. Dicho así es un poco complicado hacerse una idea de la revolución, pero según los cálculos de los expertos, en el área que ocupa un simple garaje común en el que cabe un único coche, los agricultores de Square Roots son capaces de producir la misma cantidad que se conseguiría en 4.000 metros cuadrados al aire libre.

La principal baza con la que cuentan estas granjas verticales es que, al poder manipular la meteorología, el cultivo se puede producir a lo largo de todo el año. La cosa no queda ahí. Las lechugas, tomates y demás alimentos crecen utilizando mucha menos agua y espacio que las granjas al aire libre. Además, los defensores de este sistema recuerdan que gracias a los contenedores podremos producir alimentos en lugares en los que de otra forma no podríamos, debido a las trabas que impone el entorno natural.

Agujero energético

Pero, lógicamente, no todo son ventajas. Un sector de la industria alimentaria ya se ha levantado en contra de esta innovación. Entre los alegatos que ponen sobre la mesa, subrayan el hecho de que las granjas verticales son un agujero de energía. Y eso es una realidad. Tobias Peggs, cofundador de la empresa, es consciente de que los LED consumen mucha energía eléctrica. Pero también asegura que Square Roots ya ha empezado a trabajar en el que probablemente sea su mayor reto de cara al futuro, y certifica que sus investigadores ya están tratando de conseguir que sus contenedores se pasen a la energía solar.

La de Brooklyn es la primera piedra de «la revolución de la comida de verdad». Musk, Peggs y todo su equipo de Square Roots esperan expandirse a 20 ciudades para el 2020.