Aerial Works, drones gallegos para monitorizar los campos

Manuel Blanco REDACCIÓN / LA VOZ

MERCADOS

Aerial Works

La empresa coruñesa ha desarrollado un aparato de ala fija de menos de dos kilos con 120 minutos de autonomía; sus aplicaciones son múltiples

02 abr 2017 . Actualizado a las 19:23 h.

Convertir una pasión en un trabajo suele rendir sus frutos si quienes emprenden esta aventura saben lo que hacen. Esta es, en síntesis, la línea argumental de la historia de Aerial Works, la empresa coruñesa especializada en servicios aéreos que en el 2014 alumbraron Ángel del Real, un piloto de aviación civil con 16 años de experiencia, y José Manuel Miranda, un profesional del sector audiovisual que ha dedicado los últimos 30 años de su vida al aeromodelismo como desarrollador de aparatos y experto en acrobacias. En realidad, fue este hobby compartido el que los puso en contacto y dio lugar al nacimiento de la empresa.

Ángel y José Manuel coincidían con frecuencia en las competiciones y, de sus charlas, llegaron a una conclusión común: el mundo de los drones ofrecía un abanico de oportunidades profesionales. El piloto aspiraba a un cambio de aires tras muchos años alejado de su A Coruña natal y, junto a su socio, decidieron dar vida a Aerial Works. Se especializaron en dos áreas: los servicios profesionales y la formación.

Y es en la primera en la que acaban de marcar un hito que confían en que resulte un gran impulso para el futuro de la empresa. Durante estos más de dos años de actividad, Aerial ha trabajado con multicópteros (los populares drones que simulan pequeños helicópteros) y los aparatos de ala fija que ya había en el mercado. ¿Cuál es la diferencia? La autonomía. Los primeros apenas tienen capacidad para volar más allá de los veinte minutos, mientras que los segundos pueden superar la hora de vuelo con holgura, con lo cual las posibilidades de uno y otro resultan distintas.

El problema en el caso de los drones de ala fija es que la mayoría resultaban muy inestables a la hora de operar, con lo que la fiabilidad de los datos que recababan, por ejemplo, al monitorizar una extensión agraria o un bosque, podía ser cuestionable a la hora de la verdad. Aerial Works ha resuelto este problema decisivo para la viabilidad económica de la actividad con un diseño propio: un dron de ala fija con una autonomía de vuelo de dos horas y un grado de estabilidad casi total, al extremo de que el aparato resulta operativo con vientos de hasta 45 kilómetros hora.

Desde el 2015, la empresa ha estado trabajando a destajo en este diseño. Todo un desafío pues, por ley, estos drones que vuelan más allá del campo de visión del piloto tienen que pesar menos de dos kilos. El aparato incorpora además una pequeña bodega de carga en la que se puede incorporar todo tipo de sensórica: cámaras de fotografía multiespectral, térmicas, fotogrametría... Las posibilidades que ofrece son incontables.

El trabajo de Aerial ha llamado la atención de la Xunta, en concreto, de la Axencia para a Modernización Tecnolóxica (Amtega), que está testando la utilidad de este dron. ¿Para qué? Pues en primera instancia, para monitorizar explotaciones agrícolas de la comunidad y constatar, por ejemplo, que los cultivos beneficiados por algún tipo de subvención comunitaria se ajustan a la ley, un trabajo que hasta ahora se realizaba de una forma poco efectiva. El diseño de Aerial permite inspeccionar áreas de hasta 100 hectáreas en 45 minutos con un coste muy asequible, un dato este crucial para que se pueda acometer esta empresa.

Trabajos para constatar el grado de maduración de la planta en una explotación

Sostiene José Manuel Miranda que en estos momentos no existe nada parecido en el mercado español, «y me atrevo a decir que tampoco a nivel internacional, desde luego no lo conocemos», precisa. El diseño de Aerial Works -que además de en Galicia está trabajando ya en otras zonas del mercado español como Madrid y Aragón- ofrece datos extremadamente precisos de aquello que monitoriza a un coste asumible por los clientes. Sin ir más lejos, recientemente inspeccionaron una de las mayores explotaciones de arándanos de Galicia y ofrecieron datos muy precisos del grado de maduración de las plantas, una suerte de TAC del campo sobre el que operaron.

«La fotografía multiespectral con la que trabajamos permite facilitar esta información, aunque nosotros solo la proporcionamos; después ha de ser un ingeniero agrónomo el que la interprete». Quien así se explica es Javier Garnacho, un ingeniero naval experto en este campo colaborador de Aerial Works y que trabaja codo con codo con los dos socios del proyecto.

Herramientas potentes

Los tres se muestran muy ilusionados con las posibilidades del diseño que acaban de lanzar al mercado. «Es que a este dron le podemos incorporar herramientas muy potentes -argumenta Ángel del Real-; hemos cubierto un vacío que existía en el mercado». Control de explotaciones forestales y áreas repobladas a causa de los incendios, e incluso colaborar en la supervisión de los fuegos en determinadas circunstancias. Las aplicaciones potenciales de su aparato de ala fija están, en realidad, aún por descubrir.