Arturo alvarez, fábrica de lámparas artesanales en Vedra
02 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Son el más claro ejemplo de que se puede ser competitivo en el mercado internacional y apagar la luz a las tres y media de la tarde para dedicarse a la familia o a las actividades de ocio que cada trabajador prefiera. Esa capacidad de desconectar del trabajo para poder disfrutar de otras cosas va directamente relacionada con el rendimiento y la calidad; arturo alvarez (no lleva tilde y en minúsculas), una empresa de Vedra dedicada a la fabricación artesanal de lámparas, lleva aplicando desde su nacimiento en 1994 medidas de conciliación. Cuando la crearon, sus fundadores acababan de ser padres. Sabían perfectamente qué supone tener tiempo libre. No dudaron en aplicar el horario continuado para poder disfrutar del resto del día.
No les ha ido mal. Tienen unos 17 trabajadores, exportan un 85 % de su producción a otros países (entre ellos mercados que reclaman unos elevados estándares de calidad como Estados Unidos), han logrado premios como uno de los que concede la revista Interior Desing Magazine y este mes estarán en la feria Euroluce, en Milán. Además, el mes que viene irán Las Vegas, donde presentarán algunas de sus nuevas colecciones.
Todo eso sin tener que estirar la jornada ni un solo minuto. El presentismo laboral está aquí desterrado. No funciona porque cada una de estas lámparas es arte. Proyecta la emoción de su diseñador, pero también las de las manos que las elaboran. Un empleado descontento o cansado no trabaja bien. «Programamos a producción para que os empregados poidan saír ás tres e media. O segredo está en facer unha boa programación. Non estiramos a xornada porque ao cabo das oito horas de traballo xa non tes a capacidade que deberías para un traballo artesanal como este», explica Marcos Rioseco, gerente de la empresa. Él lo tiene claro: «Cando estiras a xornada máis de oito horas a probabilidade de ter un fallo é moito maior e iso pode alterar a calidade do produto, algo que non podemos permitirnos».
Ese ajuste de jornada, unido a la armonía que produce el trabajar en un entorno con vistas a la naturaleza, son algunas de las claves de su triunfo. Solo el camino rodeado de árboles que conduce al taller, levantado en medio de un paraje idílico y natural, resulta ya un buen aliciente para inspirarse.