EE.UU. y la UE cambian el TTIP por la guerra fiscal

Cristina Porteiro
Cristina Porteiro BRUSELAS / LA VOZ

MERCADOS

AFP

La UE se prepara para hacer frente a la ofensiva comercial que pergeña el presidente estadounidense. El magnate baraja incentivos fiscales a sus empresas y cargas aduaneras

18 abr 2017 . Actualizado a las 11:54 h.

«Políticas comerciales justas y recíprocas», es lo que demandó hace unas semanas el presidente estadounidense, Donald Trump, ante la mirada imperturbable de la canciller alemana, Angela Merkel. La líder germana no solo se fue de Washington sin estrechar la mano del magnate, que la ignoró frente a la prensa. Se fue con mal sabor de boca ante la imposibilidad de convencer a Trump de que dé marcha atrás al plan fiscal que está pergeñando su partido para declarar la guerra a la Unión Europea. ¿Por qué? El multimillonario siente que su país ha sido «maltratado» en la batalla global por el comercio. La UE le gana la partida gracias a su motor exportador: Alemania, a la que considera responsable del abultado déficit que mantiene Estados Unidos con sus socios atlánticos y que ascendió en el 2015 a 122.000 millones de euros. «Miras a la UE y es Alemania. Básicamente un vehículo para Alemania. Por eso pensé que Reino Unido había sido inteligente marchándose», llegó a asegurar el norteamericano que tiene entre ceja y ceja a Berlín. Para ser justos, Bruselas también ha llamado la atención al Gobierno alemán de forma reiterada para corregir los desequilibrios excesivos en su balanza comercial. Trump fue más allá acusando a Merkel de utilizar un euro «extremadamente devaluado» para dañar a la economía estadounidense y hacerla menos competitiva. El nuevo inquilino de la Casa Blanca no solo ha herido de muerte el acuerdo de libre comercio TTIP con la UE, sino que aspira a sabotear los éxitos de sus pares europeos.

Pero, ¿en qué consiste exactamente la estrategia de la nueva Administración norteamericana? Una de las promesas electorales de Trump fue el recorte del impuesto de sociedades del 35 al 15 % y la introducción de incentivos fiscales para conseguir que las empresas trasladen los beneficios del exterior a Estados Unidos. La inquietud y el nerviosismo en Bruselas y en las capitales europeas, especialmente Berlín, es evidente. Si Washington rompe la baraja, podrían verse obligados a seguir el mismo camino. Más si se tiene en cuenta que hay otros planes que el líder estadounidense baraja y que podrían ir más allá de convertir a su país en un paraíso fiscal. Según Le Soir, Bruselas estudia dos escenarios diferentes. El más peligroso estaría basado en los planes del presidente de la Cámara de representantes, Paul Ryan, quien tiene intención de poner patas arriba el actual sistema introduciendo un ajuste fiscal a las exportaciones e importaciones abriendo la vía a las subvenciones encubiertas para la producción nacional. Esta ofensiva es la que más interrogantes abre. Algunos expertos apuntan a que sería incompatible con el derecho internacional en materia de comercio. La tercera opción, también deslizada por Trump, sería el aumento de los derechos de aduana, una medida proteccionista para encarecer y dificultar la entrada de bienes europeos. Cualquiera que sea el modelo final que diseñe la nueva Administración norteamericana, la UE está preparada para apretar el botón rojo de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Sin embargo, cualquier reclamación podría tardar años en dirimirse.

Hay quien cree que es imposible convencer a Trump de que el proteccionismo es una doctrina para estudiar en los libros de texto, no para ponerla en marcha. Merkel no se dio por vencida y acudió con las estadísticas bajo el brazo para hacer una férrea defensa del libre comercio y persuadir a Trump de ejecutar cualquier plan que ponga contra las cuerdas a las empresas alemanas. «Tenemos un stock de 271.000 millones de euros en inversiones directas en Estados Unidos (...) Hay cerca de 750.000 empleos creados por compañías alemanas en ese país y entre uno y dos millones de trabajos que dependen de ellas», aseguró la líder germana en vísperas de su tensa cita con Trump. 

Los socios europeos no son los únicos que tratan de sacar al multimillonario de su mágico ensimismamiento. La Asociación de Mercados Financieros (SIFMA) también llamó al magnate a no levantar barreras comerciales en una carta enviada al Tesoro estadounidense: «El comercio internacional ha sido un poderoso vehículo para el crecimiento económico y el empleo, del cual, Estados Unidos ha sido el mayor beneficiado», reza la misiva.