Una nostalgia suicida

Julio Sequeiros CATEDRÁTICO DE ESTRUCTURA ECONÓMICA DE LA UNIVERSIDADE DA CORUÑA

MERCADOS

07 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

En lo que se refiere a la economía, el programa electoral de Marine Le Pen propone un referéndum para abandonar la Unión Europea, la resurrección del viejo franco francés y el restablecimiento de las fronteras exteriores con sus funciones más tradicionales: el control del tráfico aduanero.

Respecto al abandono del euro, el equipo Le Pen baraja la posibilidad de que el nuevo franco quede anclado al euro en una especie de nuevo Sistema Monetario Europeo a través de una banda de fluctuación aún por determinar. Lo que sí está claro es la voluntad política de resucitar el franco, el hecho de que el euro va a seguir existiendo y que estas dos monedas podrían circular en Francia de forma simultánea. Una posibilidad sería reservar el euro para las transacciones de las grandes empresas, quedando el nuevo franco para las transacciones del pueblo.

Sin bajar al detalle, abandonar el euro y sustituirlo por el franco es definitivamente una mala idea. Para empezar, un país con dos monedas y una tasa de cambio entre ellas es una situación que ya hemos vivido en América Latina y Asia con la dolarización (Argentina nos da un buen ejemplo) y no me imagino una Francia en esas condiciones.

Recuperar las fronteras exteriores y los aranceles correspondientes es también una mala idea. Me pregunto qué pasaría con la industria automotriz francesa al quedar aislada de Europa, donde se están fabricando conjuntamente partes y piezas imprescindibles en el montaje final. Y así una industria tras otra.

El futuro de Europa siempre estuvo en Francia. Cada vez que el electorado francés se enfrentó a más Europa eligió Francia. Optó por un estado elefantiásico incompatible con una economía altamente globalizada en el referéndum de la Constitución Europea (celebrado en mayo del año 2005) y se enfrenta ahora, años más tarde, a la misma cuestión. Europa existió en su momento sin el Reino Unido, sin Grecia y sin España. Ahora bien, Europa no existe sin Francia. Solo espero no tener que comprobarlo.