Aún no ha cumplido los 32 años y varias mujeres famosas de diferentes ámbitos de la vida social son asiduas a algunas de las dieciocho tiendas que tiene repartidas por toda España. Y eso que abrió su primer local hace apenas cuatro años en Pontevedra para vender diseños de otras marcas. Creó la suya propia hace tres, y desde entonces no ha hecho más que crecer profesionalmente. «Llevo cinco años sin vacaciones, que quede claro. Estoy feliz por mi trabajo, pero requiere mucho sacrificio», reconoce desde Madrid.
Cautelosa, empezó compaginando su tienda online con su trabajo en el banco. Pero la creatividad y la ilusión fueron invadiendo el espacio de las transferencias y las operaciones financieras, y cuando el éxito fue incontestable lo dejó todo para hacer realidad sus propios sueños, que fue puliendo y mejorando con el tiempo. «Esto es un constante aprender de nuevo», reconoce.
Y advierte sin matices: «La competencia es muy buena, lo único que te hace es diferenciarte y crecer. Yo, cuando veo que alguna marca me pisa los talones, le doy un giro a todo y vuelvo otra vez a empezar, y eso es bueno. Es más difícil destacar en el textil, pero al final los que sobreviven son los que están en continuo cambio, en evolución. No puedes abrir y estancarte. La gente que quiera estar tranquila mejor que se dedique a otra cosa».
Pero, ¿a qué se dedica ella exactamente? Los resume en una sola frase: «Coosy es ropa de alta calidad sin un precio exagerado, pero sobre todo es la exclusividad y ser la invitada perfecta. Que la persona cuando vaya al evento sienta que va impecable, que no le han vendido por vender o porque la dependienta se lleva una comisión, sino realmente asesorarle al 100 % y que sepa que va clavada». Aunque ella aprendió de la experiencia no es una cuestión de intuición, sino de estudios de tendencias, reconoce.