«Lo de la gratuidad de los contenidos es una gran falacia»

Manuel Blanco REDACCIÓN / LA VOZ

MERCADOS

cedida

Su currículo impresiona. Licenciada en Derecho y Ciencias Políticas, se diplomó en Harvard después de estudiar varios posgrados. Trabajó para el Gobierno británico y tiempo después para John Kerry y Barack Obama en sus campañas a la presidencia de EE. UU. Hoy lidera el consorcio de industrias que combate la piratería de contenidos en España.

28 jul 2019 . Actualizado a las 05:15 h.

De madre y abuelos gallegos, Carlota Navarrete Barreiro (Madrid, 1975) es una conversadora sagaz. Escucha e interpela con la cadencia de las personas que manejan mucha información. Y que lleva en su mochila una apasionante trayectoria profesional. Esta es una entrevista sobre la lucha contra la piratería, pero bien podría ser sobre política, sobre economía o sobre la sociedad que habitamos.

-Explíqueme, ¿qué es la Coalición de Creadores e Industrias de Contenidos Digitales?

-Es una asociación que se funda en el 2008 en la que están englobadas todas las industrias de contenidos que están activas en España: desde el libro (las editoriales), el audiovisual, el sector musical, todo el sector de los videojuegos... También tenemos una colaboración importante con el negocio del fútbol, con La Liga, que cuenta con nosotros a la hora de defender la propiedad intelectual.

-¿No es el suyo un trabajo un tanto frustrante? Cierran una web para piratear, pero al día siguiente nace otra en su lugar...

-Esa era la situación en el año 2010. Y ahí sí que teníamos cierto pesimismo. Pero llevamos un tiempo, desde el 2015, en el que se han implementado una serie de mejoras a nivel legislativo y también ha mejorado la concienciación para entender que somos un sector productivo, de los más estratégicos para el país por el talento que tenemos pero también por el idioma, que tiene un impacto mundial. Ahora vemos la luz al final del túnel, y aunque siguen existiendo unos niveles de piratería importantes, lo cierto es que cada vez son menores. Ha habido países muy exitosos en este trabajo de lucha, como Francia o Estados Unidos, y nosotros estamos en esa línea. Llevamos cinco años de buena tendencia, los últimos tres con una caída de la piratería del 13 %, y aunque no son descensos drásticos, sí apreciamos un cambio.

-¿Cuál es la raíz del problema de la piratería? ¿De cultura, de arraigo social, o de normativa?

-Es una mezcla de todo. Había una permisividad social, una creencia de que el acceso a la cultura debía ser gratuito, y al mismo tiempo no había una regulación buena. La Organización Mundial de la Propiedad Intelectual dice que hay que tener varias cosas muy claras en un país que quiera afrontar este problema: una buena legislación, que esté bien aplicada, y a la vez campañas de concienciación. Nosotros añadimos que exista una buena oferta de contenidos: legal, asequible, cómoda y accesible para el usuario.Todo esto se ha ido generando en los últimos años; solo en el ámbito normativo se han reformado nueve leyes fundamentales y ya pensamos que tenemos una legislación adecuada que, si va acompañada de una buena aplicación, que es lo que van a hacer jueces y fiscales, pero también la Administración, debería suponer un avance en este proceso. 

-Y que al pirata no le compense...

-Al pirata le compensa siempre porque tiene un modelo sustentado en que accede a un contenido sin gastar ni un euro en generarlo. Los ingresos de los piratas son muy suculentos, aparte de que haya mafias y crimen organizado por detrás para blanquear dinero. No hay que olvidar que combatir la piratería figura entre las prioridades de acción de Europol por el volumen de organizaciones criminales que se nutren de ella y por los perjuicios que causan.

-Dice Lluís Bassat en su libro «El último que apague la luz» que la cultura de la gratuidad es la principal amenaza para los medios de comunicación. ¿Extendería esta reflexión al conjunto de industrias culturales?

-Sobre todo porque esta idea de la gratuidad es una gran falacia. La falacia de que aunque al usuario le salga gratis el contenido, ello no suponga un coste. Eso no es cierto. La mal entendida gratuidad, esa posverdad sobre la gratuidad, no debería ser el fin para las industrias de contenidos, pero sí es una amenaza. Pero es que además del 2012 al 2019 se han perdido más de 500 millones de recaudación fiscal al año, casi 4.000 millones de euros. ¿Cuántos años más nos podemos permitir esto? Las grandes plataformas de contenidos están destruyendo empleo porque no pueden sostener su actividad por los efectos de la piratería.

-Todo este problema se arreglaba mañana mismo si los operadores de telecomunicaciones y los motores de búsqueda quisieran, ¿no?

-Sin duda. Los operadores han cambiado mucho su visión, sobre todo desde que son titulares de contenidos, y están colaborando en la lucha contra la piratería. Nos quedan los buscadores y las agencias de publicidad que ponen sus anuncios dentro de estas páginas que ofrecen contenidos ilegalmente... Lo que hay que saber es que el objetivo del pirata no es ofrecerle contenidos gratis a un particular; su objetivo es usarlo para tener muchas visitas en su web y obtener jugosos beneficios con esa publicidad que acaba en su página. Cuando algo es gratuito es porque el producto eres tú.

«La oferta legal es imprescindible para cambiar los hábitos del consumidor»

-Ya hemos visto el vaso medio vacío, vamos a intentar verlo medio lleno. ¿Insuflan plataformas como Netflix o Spotify algo de optimismo? Me refiero a que los ciudadanos se acostumbren a pagar por visionar.

-Por supuesto. La oferta legal es imprescindible para cambiar los hábitos del consumidor pirata. Para que se pase al bando legal. El consumidor no piensa que esté haciendo algo ilegal, lo que sabe es lo que quiere ver.

-Usted ha trabajado como asesora en la Secretaría de Estado de Asuntos Europeos del Gobierno de Tony Blair, ¿Cómo fue aquella experiencia?

-Fue fascinante. La oportunidad surgió después de terminar en Londres un Máster sobre Análisis de Conflicto Internacional. La política británica es muy compleja pero muy viva. La Cámara de los Comunes es un espacio muy pequeño y se dicen todo lo que piensan con mucha profundidad. Se preparan los temas muy bien y tienen una sinceridad grandísima manifestando lo que piensan. Ellos tienen un compromiso con una circunscripción y es frecuente que ese compromiso sea más fuerte que lo que el partido ha decidido.

-Tiempo después trabajó en las campañas de Kerry y Obama a la presidencia de EE. UU...

-El trabajo con Kerry fue para mí una experiencia muy impactante. El año anterior había tenido la oportunidad de estudiar en Harvard sobre investigación política y cuando llegó la oportunidad fue realmente reveladora. Me impactó ver lo próxima que está la ciudadanía de cualquier barrio a la política, a todo aquello que les afecta y sucede a su alrededor.

Una playa de Malpica para respirar y tomar fuerzas

Carlota Navarrete es en realidad una gallega en Madrid. Mantiene fuertes vínculos con las tierras de Breogán porque su familia es oriunda de Corme y porque muchas de sus amistades más íntimas nacieron entre el pueblo de su familia y la ciudad de A Coruña, donde conserva muchos amigos. Su refugio, el lugar al que acude con frecuencia para retomar fuerzas y abstraerse un tanto de una agenda frenética, está hoy en Malpica de Bergantiños, en una casa casi al borde de la playa de Beo desde la que disfruta de unas impresionantes vistas al arenal. «Es allí donde paso mi tiempo de retiro y recuperación», admite. Fiel seguidora de músicos como Leiva, amante de los libros de Saramago y cinéfila empedernida, es una habitual del teatro y los conciertos, de esos espectáculos en directo en los que se mama la esencia de los artistas. La natación, y por encima de todas su hijo pequeño, son sus otras grandes pasiones.