La maltrecha industria petrolera de Venezuela

Pedro García Otero

MERCADOS

MIGUEL GUTIÉRREZ | EFE

La guerra de Ucrania hace que el mundo mire otra vez al país con las mayores reservas del planeta, un país con problemas para elevar su producción tras años de desinversión en el sector

10 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Las consecuencias de la invasión de Rusia en Ucrania ha hecho tan atractivo al petróleo venezolano que, en apenas un mismo día, han coincidido en sus deseos Emmanuel Macron, presidente francés, y el Gobierno de Estados Unidos, que, en teoría, no reconoce al régimen de Nicolás Maduro. Sin embargo, que Venezuela logre elevar su paupérrima producción petrolera actual a niveles que puedan influir en el mercado mundial de hidrocarburos es algo de lo que aún dudan los expertos, que no solo apuntan al deterioro causado en la petrolera estatal (PDVSA) durante 20 años de desinversión, sino también a que el país sudamericano ocupa siempre los últimos lugares en los ránkings de seguridad jurídica.

Esta semana, un portavoz del palacio del Elíseo abogó por el regreso de Irán y Venezuela — sancionados por EE.UU.— a los mercados mundiales de crudo, que están sufriendo el efecto del posible embargo del petróleo ruso, segundo proveedor mundial. Dos representantes del Gobierno de Estados Unidos se han reunido con emisarios de Maduro en Caracas; aunque oficialmente el asunto del petróleo no estuvo encima de la mesa, según las fuentes norteamericanas, la agencia AP destacó que «la visita busca reconstruir las relaciones con el gigante petrolero sudamericano, mientras se prolonga la guerra en Ucrania».

Desde el régimen de Maduro se ha respondido a Francia que «Venezuela está lista para recibir a todas las empresas francesas que quieran venir a producir petróleo y gas para el mercado europeo, para el mercado mundial». Estados Unidos, por su parte, ya ofreció este mismo mes señales de querer destensar la situación petrolera venezolana autorizando a Chevron a negociar con Maduro la reactivación de sus campos en el país sudamericano, paralizados por las sanciones que rigen desde el 2019 contra PDVSA, al tiempo que autorizaba a ENI y a Repsol a enviar petróleo de sus campos en Venezuela a Europa para cobrarse deudas atrasadas e impagos de la petrolera estatal.

Sin embargo, Reuters ha advertido de que el impacto de esa medida sobre los inflados precios del petróleo sería modesto. El desplome de la caída de la producción petrolera venezolana (el país llegó a ser el quinto proveedor mundial de hidrocarburos), que se ha prolongado por más de una década, tocó fondo hace un lustro, cuando llegó a caer a menos de 300.000 barriles diarios como consecuencia de las sanciones de Estados Unidos.

Actualmente, ronda los 800.000 barriles, pese a que Maduro pidió a su actual ministro de Petróleo, Tareck El Aissami (también sancionado por EE.UU.) llevar la producción a un mínimo de un millón de barriles por día, cantidad de petróleo que produce actualmente Colombia, un país con un potencial petrolero mucho menor que su vecino caribeño, que tiene las mayores reservas del mundo. De hecho, analistas como Luis Oliveros y José Toro Hardy, ex director de la petrolera estatal, dudan de que el país pueda incrementar su producción mucho más allá de los 1,5 millones de barriles diarios; no solo por el daño que tiene la industria venezolana, sino también por la fuga de sus mejores talentos, muchos de los cuales, precisamente, se han ido a trabajar a Colombia.

«Venezuela podría estar experimentando un bum petrolero», puntualiza Toro, quien considera que la vuelta a los niveles de producción de antes son impensables y lamenta que buena parte de las reservas «se quedarán en el subsuelo, mientras que en el suelo millones de personas viven en condiciones de pobreza».