Trivi, vistiendo contra la intemperie

MERCADOS

Martina Miser

Nacida en un patio de casa de un barrio marinero, la firma de Cambados protege hoy a miles de trabajadores contra el agua y el frío, haciendo gala de una calidad con la que aspira a dar el salto al mercado internacional

20 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Ni empezó en el garaje de una vivienda, aunque casi, ni hoy es una multinacional surfeando las olas de los mercados bursátiles, pero Confecciones Trivi S.L. es un ejemplo igual o mejor de bueno de lo que el espíritu emprendedor de una persona puede llegar a generar. En el caso de la firma que nos ocupa, la transformación de la actividad que su fundador, Manuel Trigo Daporta, había iniciado entre los angostos márgenes de la autarquía franquista en el patio de una casa del barrio marinero de San Tomé, Cambados, en la empresa de ropa de protección contra el agua y el frío para todo tipo de profesionales que hoy uniforma, entre otros, a las policías de Mónaco y foral de Navarra o a miles de barrenderos de España.

La innovación propia, la modernización tecnológica continua y la cobertura a la carta de las necesidades de cada cliente son las bazas que Trivi ha jugado durante 65 años para superar la prueba del algodón del mercado. Doblar la facturación en la última década, hasta los 3,1 millones de euros, y levantar en el 2019 una segunda fábrica en Portugal dan fe de ello.

Los trajes de lienzo impermeabilizados en aceite de linaza con los que Trigo Daporta y su mujer Cuca Trigo empezaron a surtir en 1957 a los marineros de la zona contrastan con los textiles recubiertos de PVC o poliuretano, o los laminados transpirables con los que hoy trabaja Trivi. Materiales de última generación con los que consigue prendas capaces de proteger al trabajador tanto del agua como de temperaturas incluso por debajo de los 49 grados bajo cero exigidos por la legislación laboral española, al tiempo que asegura su máximo confort y maniobrabilidad.

El director comercial de la empresa, Juan Ramón Rubianes, recuerda cómo esta comenzó a operar con PVC y plásticos en los años 60, expandiendo su producción del sector del mar a la agricultura y a una construcción en pleno bum. También cómo en los 80 tocó aprender a maniobrar cuando la primera gran oleada de manufacturas chinas de bajo precio echó a Trivi del segmento del ladrillo. Su respuesta, más innovación, con una fuerte apuesta en los 90 por la especialización en ropa para cuerpos de policía, un hito que retroalimentó la modernización tecnológica de la empresa, con la introducción de tejidos laminados con membrana y más transpirables y la confección de prendas más complejas, plagadas de cremalleras, hebillas y costuras.

La crisis del 2008 limitó la capacidad de los municipios para la renovación del vestuario de sus policías. Y en el 2010, con el 75 % de su facturación procedente de esta vía, Trivi apostó por recuperar su mercado tradicional, pero abriéndose a cualquier sector cuyos trabajadores necesiten protegerse contra condiciones extremas, desde la alimentación o la jardinería, hasta la limpieza. Vistiendo, por ejemplo, a barrenderos de A Coruña, Pamplona, Bilbao o distritos de Madrid, surtiendo a gigantes de las concesiones como FCC, Ferrovial o Acciona a través de las distribuidoras en las que comercializa sus prendas.

«A capacitación dos nosos traballadores é excepcional. Trivi vive da calidade da súa man de obra», declara Rubianes, que resalta la altísima especialización requerida para trabajar con materiales complejos y máquinas de alta frecuencia y soldadura. Una preparación que, unida a su departamento de diseño, convirtió a la firma arousana en la proveedora de los trajes en los que equipar la tecnología S2S (Safe to Sea) de salvamento marítimo con geolocalización diseñados en el 2012 por una ingeniería coruñesa con financiación de la Fundación Amancio Ortega.

Desde hace casi 40 años en manos de la segunda generación familiar, de siete hermanos, la firma lleva una década trabajando en asegurar su futuro sobre la premisa de que «a roupa de Trivi faina Trivi». Primero y ante la inminente jubilación de un buen número de trabajadores, con un plan para la cobertura de puestos críticos de su fábrica de Cambados, donde en diez años pasó de 35 a 55 empleados. Y en el 2019, constituyendo Trivi Confecções Unipessoal Lda en Santo Tirso, Portugal, con 17 empleados.

La segunda factoría nació de la necesidad de dar respuesta a los muchos pedidos pospuestos o, directamente, descartados por Trivi por no disponer de suficiente capacidad productiva, levantada en Portugal y no en Galicia, explica Rubianes, por dos razones: la falta de personal cualificado en el sector y las mayores trabas en materia de contratación en España. Con la fábrica lusa cogiendo al fin velocidad de crucero tras la pandemia, Trivi busca abrirse al exterior. Empezando por Italia, Francia, Irlanda e Islandia. La previsión, alcanzar este año los 3,5 millones de euros de facturación y que 400.000 lleguen ya desde el extranjero.