Control al exceso de turismo

María Puerto. Pekín

MERCADOS

El archipiélago nipón, especialmente Tokio, se ha convertido en un destino deseado por los extranjeros, mientras la población local rechaza la afluencia desproporcionada en el país

10 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

En Japón, la salida de la pandemia ha relanzado el turismo internacional. El archipiélago se ha convertido en un destino deseado por los viajeros extranjeros y la masificación en ciudades como Kioto o Tokio provoca malestar y rechazo entre los vecinos. Mientras el sector turístico celebra el aumento de visitantes, la población local presiona al Gobierno con su descontento. El ejecutivo de Kishida ya ha anunciado planes de contención para reorganizar la afluencia de turistas.

Calles abarrotadas de turistas, aumento de la suciedad y la basura en los lugares céntricos, transporte público colapsado por la afluencia de visitantes y el aumento de precios en la restauración son las principales quejas. Ya se habla de «contaminación turística».

Japón cerró sus fronteras a los extranjeros desde abril del 2020 hasta octubre del 2022. Desde entonces la reactivación del turismo ha sido un éxito, pero pone a prueba las infraestructuras existentes y la paciencia de los residentes. La población de Japón es muy celosa de su estilo de vida y considera verdaderas aberraciones comportamientos como comer por las calles, tirar papeles al suelo o los gritos de los bulliciosos turistas.

La depreciación del yen frente al dólar y el euro ha contribuido al aumento del turismo, ya que Japón se ha convertido en un destino más barato. Pero hay otro fenómeno que también es responsable del éxito: el archipiélago ha desplegado un eficiente soft power y ha conseguido que el cine, el manga y la cocina sean un atractivo para los millennialls. Japón es un codiciado escenario para selfis y generar contenidos en las redes sociales.

Un ejemplo es el cruce ferroviario en Kamakura, al suroeste de Tokio, donde acuden en peregrinación los fans del manga Slam Dunk, también convertido en serie de televisión. El cruce atrae a miles de seguidores para hacerse fotos.

Para intentar ordenar el turismo y mejorar la convivencia con la población, el Gobierno anunció un plan que incluye medidas como mejorar el transporte, imponer tasas turísticas y diversificar los destinos. El ejecutivo pretende incrementar el número de taxis y autobuses y abrir nuevas rutas para descongestionar el transporte público. También baraja un cambio de tarifas para beneficiar a los residentes locales.

Se impondrán tasas turísticas para controlar el acceso en destinos saturados, como por ejemplo el Monte Fuji o el famoso santuario Itsukushima, en la prefectura de Hiroshima.

La Administración también intentará impulsar 11 destinos turísticos para diversificar la oferta. Entre ellos, recorridos por el Japón más rural para estar en contacto con la naturaleza o promocionar las playas paradisíacas de la isla de Okinawa. También se apuesta por ofrecer experiencias culturales como la elaboración de cerámica o incluso sake.

Actualmente, Tokio, Kioto y Osaka atraen a la mayoría de los visitantes extranjeros y suman el 64 % de las pernoctaciones en el país.

El año pasado Japón recibió 25,8 millones de turistas extranjeros. Es una cifra que el Gobierno aspira a multiplicar y se ha puesto como objetivo alcanzar los 60 millones en el 2030.

Japón necesita invertir y mejorar las infraestructuras y también hacer frente a otro problema: la mano de obra. El país seguirá necesitando ampliar sus cupos de emigrantes para tener suficiente fuerza laboral ante el envejecimiento de la población.

El turismo pretende ser un pilar de la economía. Antes de la pandemia, en el 2019, el turismo internacional generó más de treinta y dos mil millones de dólares, superando los ingresos logrados con la exportación de semiconductores.

La administración necesita hacer equilibrios para evitar la masificación y contentar a la población.

En Kioto, una de las ciudades que más tensionada por el turismo, el nuevo alcalde, Koji Matsui, ganó las elecciones el 4 de febrero con una campaña en que prometía luchar contra el exceso de turismo.