La moda enfrenta un futuro incierto

MERCADOS

Raúl Caro | EFE

Los españoles gastan hoy una media de 393 euros al año en su vestimenta, un 33 % menos que en el año 2008. Las generaciones más jóvenes son las que más han recortado su inversión en el sector

20 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

El sector textil afronta desde hace unos años su particular terremoto. La irrupción de nuevos actores en el segmento, la manera de consumir de las generaciones más jóvenes y el actual contexto económico están provocando importantes cambios en el sector. Este último es uno de los factores que más daño está haciendo, puesto que la espiral inflacionista en la que llevan inmersas desde hace ya muchos meses las economías familiares está obligando a muchos consumidores a prescindir de determinados gastos. Y, ante la imposibilidad lógica de dejar de llenar la despensa o de hacer frente a gastos como el de la hipoteca, las partidas que primero se resienten en una situación de inestabilidad económica son las del ocio o las de la ropa.

Con todas estas circunstancias marcando el paso, el sector de la moda se ha resentido de manera especial. Y no ha sido esta una cuestión centralizada en los últimos cuatro años (en los que la pandemia, la guerra en Ucrania y los múltiples conflictos derivados de ambas han provocado un contexto complicado para los consumidores). Las complicaciones vienen de lejos. Según el reciente estudio La moda ante un consumidor diferente, elaborado por los expertos de Kantar Worldpanel, los españoles han recortado su gasto en ropa un 33 % desde el año 2008, ejercicio en el que arrancó la gran época de vacas flacas en nuestro país. Por aquel entonces, los ciudadanos invertían una media de 584 euros al año. Hoy en día, la factura se ha rebajado considerablemente: hasta los 393 euros.

Sí que es cierto que los últimos acontecimientos han hecho mucho daño. El final de la pandemia, recalcan desde Kantar, provocó cambios y ajustes en el sector. Pero también hizo que muchos consumidores se replantearan seriamente sus prioridades y sus hábitos de compra. «En este tiempo, el consumidor ha evolucionado hacia compras más orientadas a lo estrictamente necesario y, para contrarrestar la inflación, se inclina por retailers que ofrecen precio». Es esto lo que explica el auge que han experimentado estos últimos años los conocidos operadores low cost. Shein, Pepco, Primark han sido los grandes vencedores de la partida. De hecho, el éxito que han cosechado estos últimos años, ha animado a otros agentes a sumarse a la contienda. Así, en los últimos años han emergido y crecido de manera vertiginosa firmas como Zeeman, Kik o el archiconocido Temu, que en solo un año ha logrado pulverizar todos los récords y convertirse en una de las marcas más importantes del comercio electrónico chino.

Desde el sector llevan ya un tiempo advirtiendo de las consecuencias que puede traer no poner cierto coto a estos nuevos protagonistas. En una entrevista a la agencia Efe, el presidente de la patronal de moda Acotex, Eduardo Zamácola, aseguraba que las plataformas electrónicas chinas de venta de ropa, complementos y artículos del hogar invaden el mercado con unos descuentos supercompetitivos que cada vez más «se ven con cierto recelo» por parte de las marcas españolas. Además, el directivo de la organización —que engloba a las marcas textiles más importantes de España, entre las que se encuentran Inditex o Tendam— calificaba como «obvio» que tras un precio tan bajo se refleje «una calidad menor a la que estamos acostumbrados a ver y que supone invadir con este tipo de moda un mercado como el español».

«La suma de todos estos factores ha provocado un estancamiento del sector, que sigue sin alcanzar los niveles de facturación prepandemia. Este nicho de negocio ha crecido en valor, pero ha sido a costa de no crecer en volumen, lo que puede poner en riesgo el crecimiento futuro, ya que el ciclo inflacionario parece que se está agotando», explican desde Kantar.

Admiten los expertos que el consumidor ha adquirido nuevos hábitos y tiene diferentes prioridades a día de hoy. Prefiere invertir su presupuesto en otras partidas. A esto se suma precisamente que, dicho presupuesto, es cada vez más exiguo debido al desequilibrio que existe entre el incremento de la inflación y el de los salarios. «Todo esto genera una incertidumbre generalizada que dificulta el crecimiento».

Y el sector de la moda tampoco escapa a los vaivenes generacionales. Los más jóvenes han cambiado su comportamiento de compra en moda con respecto a sus padres, los conocidos como boomers, nacidos en las décadas del baby boom. Estos últimos son precisamente los que han mantenido el crecimiento del sector durante años. Sin embargo, destacan en Kantar, los menos longevos muestran otras preferencias en sus gastos: «El sector debe hacerse consciente de estos cambios y tratar de reconectar con estas granjas de edad más jóvenes para que vuelvan a comprar». De esta forma, la generación boomer, compró un 6 % más de moda que en el 2023; mientras que los más jóvenes gastaron menos (-1,7 %).

Modelo más sostenible

A toda esta incertidumbre, se suma otro factor. A ojos de Kantar, la moda debe transitar hacia un modelo más sostenible, «al que tendría que hacer frente por imperativo legal, ya que los estamentos legislativos siguen avanzando en este sentido». Esto tendrá sus consecuencias: «Esta adaptación del sector supondrá un incremento de los precios de las prendas, sin certezas de cómo responderá el consumidor al respecto», advierten.

Para muestra, un botón. El 38,7 % de los consumidores consideran que la moda es un segmento que perjudica al medio ambiente y empieza a demandar prendas hechas con materiales reciclados. Sin embargo, solo un 31 % de los consumidores están dispuestos a pagar el sobrecoste que todo esto conlleve. «La industria se enfrenta al reto de conseguir revertir estos comportamientos y las propuestas de valor de las marcas deben hacerse de forma clara para que llegue al consumidor y sean una opción de compra clara y diferencial frente a la competencia», explica Kantar.