Miren Vives Almandoz: «Entrar en Balenciaga como clienta no era fácil, se necesitaba recomendación»

Elisa Álvarez González
Elisa Álvarez SANTIAGO / LA VOZ

SOCIEDAD

SANDRA ALONSO

En el centenario del taller del modisto en San Sebastian, su museo quiere poner en valor su faceta empresarial

11 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

En el año 2014 Miren Vives Almandoz asumió la dirección del Museo Cristóbal Balenciaga, inaugurado tres años antes. Ayer habló en TexAtlántica de este creador, el modisto de alta costura español más importante del mundo.

-En 2017 se celebra el centenario del primer atelier (taller) de Balenciaga en San Sebastián, ¿qué supone para el museo?

-La razón por la que el museo está en Guetaria al fin y al cabo es porque es el lugar de origen de Balenciaga y hay en San Sebastián 20 años de su formación, trabajo e historia. Este año hemos pensado en dar a conocer una faceta menos conocida, la empresarial, que no es poca. Balenciaga se enfrenta a los cambios de su tiempo y hay en él lecciones valiosas de cómo emprender, no desanimarse, diversificar, y de cómo ampliar mercados y terminar internacionalizándose y convirtiéndose en una gran figura.

-Se hizo una exposición suya en el año 73 en el Metropolitan, ¿es el precursor de las muestras de diseñadores en grandes museos?

-Fue Diana Vreeland, la editora de moda más prestigiosa de entonces y amiga suya, quien un año después de la muerte de Balenciaga organizó una gran exposición, que fue la primera que tuvo una gran repercusión. En aquel momento no se imaginaban la cantidad de público que acudió atraído y maravillado por lo que veía. Es una tipología de exposición muy interesante, pero distinta a lo que nosotros hacemos.

-Usted es gestora cultural, ¿es muy diferente ponerse al frente de un museo de un modisto que de otro tipo de proyecto?

-Es diferente y no. La gestión de la colección sí está muy especializada en el textil y en Balenciaga, con lo que es necesario profundizar en este conocimiento, pero hay otras cuestiones, como la gestión del equipamiento, de la programación, de las relaciones institucionales o del programa educativo, que son similares.

-¿Falta mucho para que surja un nuevo Balenciaga?

-Balenciaga solo hay uno. Pero además es una persona concreta en un momento concreto. Las circunstancias son irrepetibles y me resulta difícil que puedan trasladarse a hoy en día. La gente ya no se forma como antes, el tipo de mercado al que acude no es el mismo y la alta costura ha desaparecido prácticamente.

-¿Hasta qué punto influyeron en la creación del mito clientas de la talla de Audrey Hepburn, Grace Kelly o Marlene Dietrich?

-Es importante en la leyenda, pero hay que entender que estas pueden ser más conocidas, pero todas sus clientas eran de un altísimo nivel social, cultural y económico, porque se dedicaba a la alta costura. En su tiempo entrar en la casa Balenciaga como clienta no era fácil, se necesitaba una recomendación de una cliente anterior, era más exclusivo que tener dinero.

-Una serie sobre la marquesa de Llanzol incluía al personaje de Balenciaga, ¿fue riguroso?

-Era una serie de ficción basada en una novela de ficción histórica y no la hemos seguido, no era un documental histórico, por lo que tampoco era nuestro terreno.