La guerra contra las copias

MOTOR ON

EFE

Una cosa es que Fiat devuelva al mercado su 124 Spider bajo el chasis de un Mazda MX-5 y otra es que el chasis y el motor de un Celica se vista con la carrocería de un Ferrari. De hecho, es ilegal. La semana pasada hubo detenciones en Galicia por este motivo

23 nov 2015 . Actualizado a las 19:08 h.

En los últimos tres años han sido frecuentes las detenciones y las incautaciones de vehículos por  el uso de los logos de Ferrari y la incorporación de determinadas piezas originales a automóviles que, fabricados desde la base de otros más modesto, se ponen habitualmente a la venta como réplicas de Ferrari. En 2013 las fuerzas del orden requisaron en Valencia una veintena de vehículos que imitaban a varios modelos de Aston Martin y de la marca del Cavallino. Y la semana pasada la Guardia Civil detuvo en Fene al dueño de un concesionario y  al propietario de un supuesto F50 que se vendía como «réplica» a 24.000 euros. Aunque en este último caso el coche disfrazado  no daba el pego (está montado a partir de un Pontiac posiblemente en una fábrica de Polonia y con un motor VW, el problema legal es que  lleva en su carrocería roja los logotipos de Ferrari, por lo que los abogados de la empresa italiana decidieron denunciar el caso por violación de la propiedad industrial. Algo así como esos playeros de marca de los mercadillos pero con mayores ambiciones. Y es que un F50 nuevo vale más de 400.000 euros y, aún así, comprarlo es casi imposible, puesto que sus 349 unidades estaban vendidas antes incluso de que comenzase a fabricarse. Además, aún en el caso de que haya uno a la reventa en un concesionario autorizado hace falta ser un cliente previo de Ferrari y la marca hace firmar un contrato que impide trasnferir de nuevo el coche antes de dos años de su entrega al propietario. Esto se hace para evitar la especulación: de hecho, se han llegado a revender unidades de F50 a más de un millón de euros a nuevos ricos que querían saltarse las reglas de Ferrari. En este contexto no resulta extraño que las réplicas acabasen por llegar al mercado, aunque ahora la marca ya no quiere estar en el feirón.

Y luego está China, un caso aparte. En un país donde las ventas de Rolls Royce crecieron en un año el 40 % y las de Lamborghini solo algo menos, pese a que un Audi Q7, por ejemplo, cuesta el doble que en Europa, la emergente clase media sueña con los lujos occidentales, las réplicas casi exactas en su exterior (otra cosa son las motorizaciones y los acabados interiores) de algunos modelos de Mercedes, Land Rover, Toyota o BMW están a la orden del día. Pero aquí se comercializan bajo el nombre de marcas chinas, eso sí; muchas veces con logotipos casi idénticos. Incluso presentan sus novedades en el Salón de Shanghái, como sucedió con el Shuanghuan CEO, un clon casi perfecto (bueno el motor es el de un  Mitsubishi Montero del 90) del BMW X5, que para la revista alemana AutoBild fue el peor coche del año 2014. Cuando el importador lo trajo a Alemania, la justicia le obligó a destruir todos sus coches. Hay sueños que duran poco.

Sobre estas líneas, en la foto superior, el Landwind X7. Abajo, el Range Rover Evoque. El primero vale en China 20.000 euros. El segundo, 58.000. La marca británica denunció la copia, pero no pudo evitar que el X7 se comercialice en el mercado chino. En cualquier caso, la diferencia de calidades es tan absimal como la diferencia de precio.