«El aficionado es un jugador más»

Manuel García Reigosa
M. G. REIGOSA SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

xoan a. soler

Los gestos de Quique resumen cómo disfrutó, sufrió y celebró Sar el partido que selló la permanencia del Obradoiro

12 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Su Alteza Real, SAR, volvió a estar a la altura, esta vez en el partido que tenía la llave de la permanencia y que acabó abriendo de par en par la continuidad en la Liga Endesa una temporada más. Empezó a movilizarse en los días previos, le dio vuelo a la campaña SARvation Army y se dejó sentir durante el encuentro ante el Betis. Fueron más de cinco millares de espectadores y, entre ellos, el jovencísimo Quique, de once años.

En sus gestos se adivina cómo discurrió la contienda y de sus palabras se desprende por qué es hincha del Obradoiro: «Por el equipo, claramente. Sin dinero para fichar, jugamos a tope cada partido». Habla en primera persona del plural con toda la intención del mundo: «El aficionado es un jugador más».

Esa identidad ha dejado huella en jugadores que vistieron la camiseta del Obradoiro y ahora defiende otros colores, sin olvidar su paso por Sar. No hay más que consultar los mensajes de algunos de ellos en las redes sociales. Antes del partido, Waczynski decía en Twitter: «Suerte hoy @OBRADOIROCAB, #SARvation Army». Después se sucedieron las muestras de alegría, como la de Pavel Pumprla: «Permanencia! Felicidades! Buen trabajo de todo el equipo y SARvation Army por supuesto también. #SARvation Army #eravisto»; o la de Rafa Luz: «Noraboa a mis amigos del @OBRADOIROCAB por la permanencia. Sar siendo Sar. #SARvation Army»; o la de Ben Dewar: «Que grande OBRA! SARvation! #Vamos Obra».

Esa identificación que fue tomando forma en los jugadores desde la pista es la misma que ha ido forjando Quique Camino desde la grada: «Empecé con seis o siete años. Mi padre tenía un bar al que iban los de la Peña Zona Norte antes de los partidos. Un día me invitaron a ir con ellos, y hasta hoy». Es uno más.

Un partido en cuatro secuencias

El chaval sabe que el sábado vivió uno de los días grandes de Sar, y lo disfrutó. En el primer fotograma festeja una canasta de McConnel en el primer cuarto que abría la primera brecha en el marcador, 18-10.

La segunda instantánea es la de la reivindicación de una técnica para Triguero, por sus protestas al árbitro.

La tercera es la de la preocupación, que él mismo reconoce: «Era un partido que había que ganar por más de diez y las cosas iban muy bien. Pero de repente el rival se vino arriba y se pusieron ahí». No hay más que verle la cara, a él y a sus compañeros de grada.

Pero llegó la despresurización, la liberación al comprobar que el Obradoiro volvía a escaparse y ya no había tiempo para más sustos. El equipo ya tenía la permanencia en el bolsillo.

El joven Quique ya tiene este partido entre sus mejores recuerdos en Sar, al igual que la victoria frente al Real Madrid. Y espera añadir otra muesca el domingo, frente al Barcelona: «Ganamos por más de treinta. Acabamos de ganar en Fuenlabrada. Estamos, madre mía, como estamos».

Lo pronostica alguien que prefiere el fútbol para jugar y el baloncesto para ver, que es lateral izquierdo en el Santiago y confiesa tener algo de alma culé. Pero nunca en Sar. Ahí el corazón le late obradoirista.