El Museo Británico muestra el apogeo y la sofisticación de los Ming

Viviana García EFE

CULTURA

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A través de pinturas, muebles, esculturas, joyas y textiles, relata cómo esa dinastía cambió China en apenas cincuenta años

16 sep 2014 . Actualizado a las 21:05 h.

El apogeo de los Ming en el siglo XV centra una gran exposición del Museo Británico que, a través de pinturas, muebles, esculturas, joyas y textiles, relata cómo esa dinastía cambió China en apenas cincuenta años.

La exhibición, que podrá ser vista del 18 de septiembre al 5 de enero, explora el periodo entre 1400 y 1450, cuando China surgió como una gran potencia con la dinastía de los Ming, iniciada bajo el imperio de Hongwu, también llamado «el fundador».

«Ming: 50 años que cambiaron China» está repartida en cinco salas en las que abundan objetos de gran valor histórico, como pergaminos, túnicas que pertenecieron a los príncipes, jarrones y platos de porcelana, sedas y diversos objetos de madera.

Con esta exposición, el Museo Británico quiere mostrar el alcance de la transformación interna y externa que sufrió China en esos cincuenta años, sobre todo por los cambios en la jerarquía del poder, con especial énfasis en su centralización.

Además, con el emperador Yongle, también conocido como «el guerrero», la capital fue llevada de Nankín a Pekín y se construyó la Ciudad Prohibida, palacio imperial durante 500 años.

Una muestra del poder y la influencia de la figura del emperador se puede apreciar en un pergamino del periodo 1426-35 en el que se observa a un gobernante Ming sentado en el palacio en una gran silla rodeado por sus más cercanos colaboradores.

El primer emperador Ming estableció un sistema de cortes regionales, gobernados por la mayoría de sus 26 hijos, que lo representaban en las provincias chinas.

Este periodo de cambio llevó a un florecimiento cultural no visto hasta entonces en China mientras los emperadores crearon sus propios ejércitos integrados por muchos miles de soldados.

En una época en la que las batallas entre ingleses y franceses se combatían en algunos casos con no más de 23.000 hombres, como fue la de Agincourt (1415) en la guerra de los Cien Años, los emperadores Ming tenían ejércitos que llegaban a los 100.000 soldados.

La corte china solía, además, patrocinar expediciones por el océano Índico como manera de reforzar la supremacía de los Ming y fomentar buenas relaciones comerciales con otros países.

Además de este poderío militar, la China de los Ming se abrió al mundo exterior al enviar representantes a países del sudeste asiático, Oriente Medio o África, lo que permitió iniciar unos contactos sin precedentes con otros territorios.

Las cortes Ming tenían especial contacto con otras dinastías extranjeras, como los Timurid en Irán o los Ashikaga en Japón, aunque los contactos llegaron también hasta la Meca.

«Los cambios políticos, sociales y culturales de China durante la primera mitad del siglo XV hace que esta sea una historia extraordinaria», dijo el director del Museo Británico, Neil McGregor, al destacar el legado de esta dinastía.

Entre los objetos que permiten apreciar la sofisticación de la dinastía Ming figura la copia en miniatura, realizada en madera, del carruaje de uno de los príncipes de la familia, descubierto en unas excavaciones llevadas a cabo en Pekín en los pasados años setenta.

También hay un traje de seda intacto que perteneció a uno de los príncipes, así como un colgante similar a los que llevaban los príncipes adheridos a los cinturones.

La seda era un material muy preciado en el siglo XV y los Ming la utilizaban con frecuencia para hacer regalos a los representantes extranjeros que recibían, lo que refleja el interés de esta dinastía por extender y reforzar sus contactos con el mundo.

Entre los objetos más curiosos figura un largo pergamino que muestra a un emperador observando todo tipo de actividades en el llamado Parque del Este, como juegos de tiro al arco, otro que se asemejaba al fútbol, además de golf o polo.