El audaz filme «El arca de Noé», único español a concurso, divide a la crítica

Miguel Anxo Fernández VALLADOLID / E. LA VOZ

CULTURA

El otrora innovador cineasta chino Zhang Yimou confirma los síntomas de apoltronamiento con su filme «Gui Lai», pese al protagonismo de Gong Li

22 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

El ecuador de la 59.ª Seminci (festival de Valladolid) trajo la cara y la cruz del cine, dos maneras de entender el séptimo arte: la rompedora, un punto atrevida y sin duda refrescante, esgrimida por los alicantinos Adán Aliaga y David Valero en El arca de Noé, con su aquel de irreverencia formal, frente a la convencional y de maneras antiguas, empleada por el consagrado Zhang Yimou en Gui Lai, película que parece haber regresado del túnel del tiempo. División de opiniones para la primera, y entusiastas aplausos para la segunda. Paradójicamente, Aliaga y Valero ejercen de autores, mientras Yimou se viste ante su cámara de funcionario apoltronado.

La productora gallega Frida Films está entre los padrinos de El arca de Noé, codirigida por Valero (Los increíbles) y Aliaga (La casa de mi abuela, Estigmas, La mujer del eternauta), que en su filmografía apostaron por el inconformismo narrativo, en el limitado marco del cine de bajo presupuesto aunque identificado con su tiempo. El filme se mueve en torno a la idea-base de que cambiar nuestra percepción del mundo «es la verdadera revolución», en boca de sus autores, que sitúan el eje de la trama en dos vigilantes de seguridad de una gran fábrica inactiva que, en un momento determinado, deciden construir una máquina que les permitirá dejar la triste realidad que los rodea, un entorno social en crisis (numerosos cortes radiofónicos generan el contexto). Reciben el nombre de Lobo y Oso (Fran Gomis y Miguel Chillón) a los que se suma una mujer enferma, Avestruz (Alicia Santonja). Dos planos diferentes, uno real y otro de ficción, que ambos directores (además de guionistas, co-montadores y fotógrafos), sobre imágenes de gran poder evocador, materializan en una propuesta, quizá algo críptica, pero en todo caso respondiendo a lo exigible a la Seminci: cine de autor sin reparos. Los festivales de Sevilla, Albacete y el Cineuropa compostelano son sus paradas más inmediatas.

Yimou y el drama casposo

De Zhang Yimou, el cineasta más internacional de China, dueño de una portentosa filmografía y dotado de un incomparable sentido plástico, no se aguardaba una propuesta tan conservadora, al límite del drama casposo, como este Gui Lai/Regreso a casa, la historia de una mujer cuyo marido es víctima de la represión durante la Revolución Cultural, siendo confinado durante 20 años, y a quien, una vez liberado, ella no reconoce a causa de un trauma psicológico. Novela de la escritora Yan Geling, autora entre otras de Las flores de la guerra, que Yimou resuelve con maneras acartonadas, y, lo que es peor, sin tocar en ningún momento los resortes emocionales del público. Todo se queda dentro de la pantalla, por mucho que sea Gong Li la protagonista.

Robin Williams, obra póstuma

En el momento del fallecimiento, en agosto pasado, el actor Robin Williams dejaba cinco filmes pendientes de estreno, uno de ellos la comedia dramática El hombre más enfadado de Brooklyn, que supone el regreso a la dirección de Phil Alden Robinson, después de una ausencia de doce años, y ahora se presenta fuera de concurso en la sección oficial. Funcional como no podía ser de otra manera, con algún gag afortunado y otros que lo son menos, la película tiene algo de premonitorio (en un pasaje Williams dice cómo le gustaría su lápida y hace referencia a su edad real), al centrarse en un abogado al que auguran 90 minutos de vida a causa de un avanzado aneurisma cerebral. En ese tiempo buscará reconciliarse con su mujer, su hijo y amigos, mientras la doctora que le comunicó el pronóstico parte en su búsqueda para aclararle que, pese a su gravedad, aquellos 90 minutos solo fueron una suerte de exabrupto? Habrá que esperar, para su estreno en España, al 6 de febrero próximo.