David Carson: «Muchos diseñadores han dejado las decisiones en manos del ordenador»

Xesús Fraga
xesús fraga REDACCIÓN / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

Carson imparte en A Coruña un taller y una conferencia sobre su trabajo

31 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

David Carson (Corpus Christi, Texas, 1954) es una de las figuras más inspiradoras del diseño gráfico, no solo por su influyente trabajo como director artístico de publicaciones, sino también en su faceta divulgadora, a través de libros como The End of Print o seminarios y talleres como el enmarcado en el proyecto Cidea, que empieza hoy en la Fundación Luis Seoane, y que se completa mañana con una conferencia (19.30 horas, entrada libre) en el rectorado de la Universidad coruñesa. Licenciado en Sociología, un seminario al que asistió en 1980 le hizo cambiar la docencia por el diseño: «Era algo divertido, creativo y con lo que podías ganarte la vida. Sigue siéndolo: no parece un trabajo, sino que estás viviendo de tu hobby».

-Venir de otra disciplina le dio una perspectiva única...

-El no haber tenido una formación específica significa que nunca aprendí las cosas que se supone que no podías hacer. Así que hacía lo que me parecía que tenía sentido. Mi punto de partida no eran las cuadrículas ni las columnas, sino el propio texto, que siempre leo e interpreto.

-Frente a la corriente que busca que la tipografía sea transparente y se diluya en el mensaje, usted ha apostado por todo lo contrario y llevarla a un primer plano.

-En mi primer libro, David Byrne escribió en la introducción: «La letra impresa ha sido liberada. Ya no tiene que limitarse a transmitir noticias». Tiene mucha razón. Creo que conseguir que la gente se zambulla en una página impresa es muy difícil. Lo ha sido siempre y probablemente ahora lo sea más. Puedes haber escrito el artículo más increíble que si se presenta de una forma aburrida mucha gente se lo perderá. Y eso le hace un flaco favor al autor y al lector. Hay gente que cree que le he perdido el respeto al texto y no es así. Nunca diseño nada sin haberlo leído antes. El artículo es la base. Si me parece triste o alegre, busco transmitir eso. Si es música, pienso: ¿qué aspecto tiene?

-Un ejemplo de su personal lectura del texto es su diseño para un artículo sobre Bryan Ferry en «Ray Gun», que compuso en una tipografía de símbolos.

-Sí, es un buen ejemplo. Llevado al extremo, pero lo es. Pensé que el texto iba a ser muy interesante y no lo fue. Al periodista le habían dado diez minutos antes de la actuación y apenas le había dado tiempo a hacer algo con la situación. Acababa de leer aquel texto decepcionante y aburrido y empecé a mirar decenas de fuentes sin encontrar nada que me gustase. Cuando llegué al final, donde estaba la Zaps Dingbats, pensé: ¿y por qué no? Aquello tuvo mucha repercusión, pero fue solo una doble página en la larga trayectoria de una revista. En cada página intento hacer algo diferente y no repetirme.

-¿Cómo busca y trabaja esa originalidad?

-Ahora muchos diseñadores se han vuelto perezosos y han dejado que los ordenadores tomen las decisiones por ellas. El ancho de una columna, el espacio entre ellas, presionas un botón y ya está, pero para mí son elementos y quiero tomar esas decisiones. Si el diseñador no las toma, ¿para qué lo necesitamos? Hay un nivel sólido en el diseño editorial, pero también es aburrido. Todos compramos el mismo software y eso conduce a una uniformidad. Hay muy poco impacto emocional, que es lo que yo busco.

-¿Está de acuerdo con quienes dicen que el diseño web, en general, favorece menos la experimentación que el papel?

-Sí, creo que es bastante acertado. Cuando hice mi primera web me quedé asombrado de todas las restricciones que me encontré. «No puedes poner esto aquí: hay una caja imaginaria». ¿Cómo? Claro que hay cosas muy buenas, pero la idea de que la web iba a elevar el diseño hasta terrenos nunca imaginados realmente nunca llegó a materializarse. Puedo trabajar más rápido, probar más ideas, pero creo que no ha cambiado sustancialmente el trabajo, aparte de poder manejar muchas más opciones con más velocidad. No tiene la misma libertad.

-Se inició en la profesión en un seminario sobre diseño y ahora los imparte usted. ¿Qué trata de transmitir y qué cualidades valora en un diseñador?

-Lo que quiero que se lleven en claro es que tienen que proyectarse sobre su trabajo, tiene que ser más personal y subjetivo para ser único. Si lo hacen, se divertirán más y el resultado será mejor. Tienes que incorporar en él parte de tu personalidad. Si no, será solo una rutina. Y hay que recordar que esto es divertido y creativo, y que por eso nos dedicamos a ello. A medida que nos computerizamos necesitamos ser más subjetivos, pensar en algo que nadie haya hecho antes. No hace falta hacer locuras ni grandes cosas. No me interesa tanto un logo como la letra pequeña, la dirección o el número de teléfono: quiero ver si se han tomado su tiempo o simplemente han recurrido a la opción automática. Quiero ver que lo han hecho suyo.