El Prado reclama al Concello de Noia un cuadro que consta en su inventario

Marta Gómez Regenjo
Marta Gómez NOIA / LA VOZ

CULTURA

El cuadro, titulado «Mercado de Noya, representa una escena en la plaza de O Curro.
El cuadro, titulado «Mercado de Noya, representa una escena en la plaza de O Curro. Marcos Creo< / span>

La pintura, de Manuel Domínguez, está colgada en el salón de plenos noiés

24 nov 2014 . Actualizado a las 12:57 h.

Si uno se adentra en el salón de plenos del Concello de Noia comprobará que rezuma arte por los cuatro costados. De sus paredes cuelgan un buen número de cuadros, algunos de ellos obras surgidas del certamen de pintura al aire libre que cada año organiza este ayuntamiento coruñés, así que no resulta extraño que entre tanto lienzo pase desapercibido un óleo de Manuel Domínguez Meunier fechado es las postrimerías del siglo XIX en el que se representa un día de mercado en la plaza de O Curro de la villa noiesa. Podría ser una reproducción más de la vida en la localidad si no fuera porque ahora el Museo del Prado lo reclama porque, al parecer, figura en su inventario.

En un requerimiento que llegó a la casa consistorial hace unas semanas se pide al concello que acredite la procedencia del cuadro Mercado de Noya, una tarea que no está resultando para nada sencilla. Los actuales responsables municipales no saben ni cómo llegó la pintura a los fondos del ayuntamiento, ni desde cuándo está en su poder. Mientras, el departamento de Cultura trabaja para intentar documentar la obra buscando en el archivo municipal algún escrito que explique cómo fue a parar a las paredes del salón de plenos, pero de momento no se han dado avances en esa investigación.

Por sorpresa

En el gobierno local reconocen que la reclamación del Museo del Prado les cogió por sorpresa y no tienen demasiado claro qué ocurrirá si el Concello no puede acreditar la procedencia del cuadro, aunque el alcalde, Rafael García Guerrero, no está por la labor de permitir que se vaya de Noia así como así: «Non sei que pasará, pero o cadro de aquí non sae», advierte.

Al parecer, la pintura se daba por extraviada en el Prado puesto que hacía ya tiempo que se estaba buscando. Aunque figura en el inventario de fondos de la pinacoteca, parece ser que en su momento la obra estuvo expuesta en una sala que dejó de existir y, tras su cierre, se le perdió la pista. De hecho, en 1954 se incluyó en el inventario de la gran sala madrileña un anexo titulado El Prado disperso e inédito en el que se incluían cuadros que aparecían catalogados por última vez en 1910 con su localización y estado de conservación. Entre ellos figuraba Mercado de Noya, de Manuel Domínguez Meunier, bajo el epígrafe «sin localizar».

Lo que ocurrió desde su extravío para que el lienzo llegara al municipio de Noia es todo un misterio que el Concello intenta desentrañar a instancias del propio museo, que, en uno de sus planes de actuación, programó una serie de acciones encaminadas a documentar y restaurar las obras de su catálogo dispersas por el país, así como completar y actualizar el inventario de depósitos y sus localizaciones.