¡Dejen que mi hija viva!

OPINIÓN

24 mar 2005 . Actualizado a las 06:00 h.

QUIEN hace esta llamada no es la madre de un delincuente condenado a muerte por asesinato. Son los padres de Terry Schiavo, una mujer que vive gracias a la máquina que le da alimento. El problema es que algunos consideran que ya no vale la pena seguir manteniéndola. No saben lo que piensa ella, no saben incluso si piensa; no saben si está pidiendo a gritos que la dejen vivir o que dejen de alimentarla. Pero ya han decidido que no debe seguir viviendo. Los jueces estadounidenses también están de acuerdo en que debe morir. Muchas personas, sin conocer todas las circunstancias, quieren que se muera Terry. Yo no acabo de entender ese empeño. Me parece más lógico estar a favor de la vida, sobre todo de aquellas personas más débiles, más indefensas, de las que no se valen por si mismas, aunque no sea muy agradable cambiarle los pañales.