05 jul 2005 . Actualizado a las 07:00 h.

LOS PARTIDOS minoritarios gallegos que tiene la intención de formar gobierno en Galicia tratan de cerrar una serie de acuerdos que sean lo más satisfactorios posibles para cada uno de ellos. Aseguran una y otra vez que quieren ponerse de acuerdo en los objetivos políticos y administrativos que sirvan para el bien de Galicia, pero que en ningún caso se trata repartirse parcelas de poder como si fuese el reparto de un botín. Siempre es agradable oír estas buenas intenciones de servicio público, de ausencia de intereses propios, de renuncia a una política partidista o revanchista. Es agradable ver el esfuerzo que hacen los políticos por demostrar su disposición a poner por delante el servicio a la sociedad, a trabajar sólo por Galicia. Sin embargo, la realidad es más normal, más a ras de tierra, más de acuerdo con la verdadera naturaleza humana. Creo que ningún ciudadano gallego duda a estas alturas que lo único importante para los partidos que quieren constituir una Xunta bipartita es ponerse de acuerdo en el reparto de poder. Cada partido político tiene que satisfacer los intereses de muchos dirigentes, de muchos militantes, de infinidad de funcionarios. Cada partido tiene que buscar aquellas parcelas que más colaboren a su consolidación social. No cabe duda de que los dos partidos menos votados en Galicia tratarán por todos los medios de sacar la mayor rentabilidad económica y social de su participación en la Xunta. Cada uno de los dos partidos luchará por conseguir las mejores Consellerías, las que administran mayores presupuestos, las que tiene más capacidad de dar ayudas y conseguir voluntades para su causa. Tendrán que establecer unos límites o fronteras en las que el otro partido no podrá entrar, en las que el otro no podrá adquirir protagonismo, sobre todo ante los medios de comunicación. Una de las parcelas más codiciadas por los dos partidos será la formada por los medios públicos de comunicación. No parece haber duda de que también aquí se va a producir un reparto de áreas, parcelas y competencias entre los dos partidos. Los dos partidos consideran fundamental la información, la difusión de ideas y de conceptos vitales. Pero el BNG parece estar más necesitado de contar con una ventana por la que hacer llegar sus ideas a la sociedad, ya que siempre se queja de que sus mensajes no llegan con nitidez al pueblo. Por esto, aprovechará todo lo que pueda para tener la mayor cota de poder en la Radio y la Televisión de Galicia, aunque será en una pugna constante con el PSOE. Tenemos así los elementos necesarios para que en Galicia contemos con un gobierno de dos cabezas, incluso quizá bicéfalo. Se hace realidad una vez más esa tradición gallega de la división de herencias, de parcelas, de bienes muebles e inmuebles. Por eso, si algo queda claro en este proceso es que lo fundamental, lo decisivo para que los dos partidos se pongan de acuerdo es el reparto. El reparto es la finalidad, el reparto es el objetivo común, el reparto es la razón de ser. Todo lo demás es secundario o incluso una consecuencia inevitable.