El audiovisual de Galicia

| ARTURO MANEIRO |

OPINIÓN

20 dic 2005 . Actualizado a las 06:00 h.

EN EUROPA, en España y en Galicia, toda la industria del audiovisual está considerada como sector estratégico. Todas las decisiones europeas sobre el sector suelen manifestarse siempre con expresiones más o menos como la siguiente: «Lo audiovisual entraña fundamentalmente una dimensión cultural y constituye una expresión creativa, especialmente de identidades; un medio fundamental de promoción de la democracia, pero también una actividad económica de creciente importancia; que en el contexto de la evolución tecnológica este sector todavía seguirá desarrollándose, tanto cuantitativa como cualitativamente». También se reafirma y recomienda «la necesidad de que la Comunidad Europea y los Estados miembros favorezcan, dentro del respeto de la diversidad cultural y lingüística, la creación de las condiciones adecuadas que permitan la creación de un sector audiovisual competitivo, entre otras cosas a través de una mejor circulación de las obras europeas». Si el sector audiovisual es estratégico, será necesario tener una estrategia, definir un objetivo que debe conseguirse, establecer una forma de llegar a él. Y si en Galicia el sector también es estratégico, los responsables gallegos tendrán que establecer unos objetivos, definir las dimensiones reales que debe tener el sector en nuestra tierra. Debe saberse hasta dónde se quiere y si se puede llegar. Son todos aspectos económicos, especialmente de inversión y de creación de empleo. Para invertir es importante tener clara una previsión de futuro. Para mantener el empleo y no generar paro en el ya depauperado sector audiovisual gallego, tiene que haber producción estable. Ya se han hecho estudios del sector, libros blancos, políticas diversas de ayudas sectoriales, personales, particulares, específicas, pero quizás falta programar de veras, en serio, hasta dónde debe llegar el audiovisual gallego en su conjunto. Cada vez se ve más necesaria una redefinición del sector en Galicia. Y en esto alguien debe tomar la iniciativa. El sistema audiovisual funciona si la máquina tractora tiene fuerza. Y está claro que en las comunidades autónomas donde hay televisión propia hay desarrollo del sector, porque hay una máquina que tira. Esa máquina es la que crea dimensión cultural, promueve la creatividad, favorece el empleo, empuja a la utilización de nuevas tecnologías y procura la competitividad. En Galicia, la máquina sigue siendo la CRTVG como entidad la que puede tirar del sistema. Por eso no parece que sea lógico someterla constantemente a cuestión, procurar que cada vez cueste menos o que tenga menos dotación económica en los presupuestos de la comunidad autónoma. Galicia necesita tener muy clara la función de su televisión, asumir el papel de motor del audiovisual, sentirse integrada en las políticas y recomendaciones de la Unión Europea y que todo eso cueste lo necesario, sin trampas presupuestarias ni ocultamientos de partidas. A partir de ahí se puede entrar a redefinir, a estudiar, a analizar, con seriedad, con deseo de eficacia, con intención de resolver los problemas de este complejísimo sector audiovisual de Galicia.