Secuestradas y violadas

Ramón Irigoyen
Ramón Irigoyen AL DÍA

OPINIÓN

14 may 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Durante diez años, tres desdichadas mujeres estadounidenses -Amanda Berry, Gina Dejesus y Michelle Knight- han sufrido el salvaje dolor y humillación de ser secuestradas, encarceladas y esposadas en un sótano, y violadas por uno de los chimpancés más degenerados que ha engendrado esta especie, Ariel Castro, ahora acusado de cuatro delitos de secuestro y tres de violación. Como estos delitos se han perpetrado en Estados Unidos, un país con una legislación que incluye la aplicación de la pena de muerte, Ariel Castro corre el riesgo de que el fiscal solicite para él esta vengativa pena, propia también de neandertales. Ya los hombres de Cromagnon iniciaron la supresión de la absurda e ineficaz pena de muerte de sus códigos penales aunque los ciudadanos comprendemos que las ganas de linchar y ejecutar al criminal todos la llevamos inscritas en nuestro código genético. El odio a las mujeres, que en griego se llama misoginia, está también inscrito en nuestro código genético, como ha demostrado la historia del género humano, y luchar por erradicar esta violencia de género es el primer deber de todos los gobiernos, instituciones, centros académicos de todos los niveles, empresas, asociaciones de todo tipo y por «la afición en general», como dijo con gracia en un poema Jaime Gil de Biedma, poeta catalán en lengua castellana, una lengua, por cierto, también secuestrada y violada en Cataluña.