Los otros conductores

Gonzalo Ocampo
Gonzalo Ocampo EL RETROVISOR

OPINIÓN

17 may 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

No son pocos los titulares de permiso de conducción que en edad avanzada resuelven no conducir automóviles, bien por decisión personal o por razón de algunas presiones. Sí, pero otra cosa es dejar que el documento pierda su vigencia. Se revisa mientras es posible porque es algo así como una fe de vida: no solo estamos aquí, somos capaces de conducir un automóvil. Estamos en el mundo.

A cambio, son legión los que mantienen a ultranza el afán de conducir por encima de razones y de persuasiones. El paso del tiempo hace inexorable el declive de las facultades corporales, pero no es fácil admitirlo mirando al uso del automóvil. Y en otro ámbito están los que, conscientes de sus limitaciones, por razón de enfermedades, de secuelas que ha podido dejar cualquier accidente, se aferran al uso del vehículo, a costa de ocultar deliberadamente su limitada capacidad. Es esta una cuestión abierta, más incisiva de lo que a primera vista pudiera parecer y que se plantea con frecuencia, bajo forma de peligros y de accidentes. Es, sí, un grave problema pendiente de atenciones y de soluciones.