Educación y presupuestos

Arturo Maneiro
Arturo Maneiro EL VENTANAL

OPINIÓN

06 nov 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Al hablar de los problemas actuales de la educación en su conjunto, se producen dos planteamientos dignos de tener en cuenta. El más habitual en la opinión pública: los recortes en los presupuestos impiden la calidad de enseñanza o van a provocar una disminución de la misma. No es posible conseguir prestigio en la investigación universitaria si cada día se limitan más las dotaciones económicas. No es posible tener buenos puestos en ningún ránking internacional sin partidas suficientes. Son muchos los profesionales que sostienen estas tesis. Nadie puede negar el hecho de que la carencia de fondos perjudica la marcha de las instituciones tengan la finalidad y objetivos que tengan.

Pero esta moneda también tiene su otra cara, otro punto de vista que aprecia los siguientes argumentos: si los recortes crean estas dificultades ahora, la calidad debería haber sido muy considerable cuando se disponía de dotaciones económicas suficientes. Si en los años de gran pujanza económica se duplicaron las partidas para educación en España, y se duplicó el coste por alumno, y los libros eran gratuitos, tendría que haberse constatado un fuerte incremento de la calidad y eficacia de la educación en su conjunto. Sin embargo, la evaluación internacional más solvente (informe PISA), que analiza el rendimiento de estudiantes de secundaria, va en sentido contrario a las dotaciones económicas.

Cuando las universidades podían contratar a todos los profesores necesarios y muchos más, cuando podían convocar todas las plazas de catedrático o de profesor numerario que considerase cada instituto o facultad, se supone que el claustro de profesores debería haber sido de los mejores y de la mayor calidad posible. Sin embargo, los informes actuales tampoco constatan un gran avance desde aquellas épocas, todavía muy recientes. Y lo mismo se podría decir de los investigadores, aunque este es un campo mucho más complicado de evaluar. Cuando se formaron grupos de investigación con equipamientos técnicos y humanos suficientes, deberían haberse registrado unos frutos proporcionados, pero no se han visto unos resultados de gran trascendencia nacional o internacional.

De estas dos caras de la moneda, quizás haya que concluir que la calidad y eficacia de la enseñanza no se mide solo por los recursos económicos. Habrá que contar con la capacitación de los equipos humanos, con el rigor intelectual de los profesores e investigadores y con el uso de argumentos racionales que no se vean empañados por reacciones emocionales.