La defensa del aborto

Arturo Maneiro
Arturo Maneiro EL VENTANAL

OPINIÓN

18 feb 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Leyendo, escuchando y viendo todos los argumentos utilizados por los defensores del aborto en los más diversos medios y manifestaciones, me atrevo a compendiar en cuatro puntos los criterios utilizados por todos ellos, expuestos tal como lo pueden ver ellos. Veamos:

No utilizar nunca argumentos racionales. Apelar solo a la emoción y a los sentimientos más ajenos al problema: libertad de la madre; capacidad de decisión; pena por el problema que se presenta; falta de recursos económicos y falta de tiempo para poder dedicar a la nueva criatura. En caso de no convencer con lo anterior, apelar al sufrimiento familiar ante un posible ser deforme que viene al mundo, también apelar a que no podemos ser tan insensibles como para dejar que viva un ser así solo para pasarlo mal en este mundo.

No reconocer la realidad científica. Por mucho que se demuestre que estamos ante la presencia de un ser humano vivo, con todo su ADN, con todas las características propias de un ser humano, no aceptarlo. Es mejor desviar los argumentos hacia otros aspectos, aunque no tengan rigor científico: que son un simple conjunto de células que están evolucionando; argumentar con lenguaje científico que las células se reproducen duplicando tanto su contenido nuclear como el citoplasmático y luego dividiéndose en dos. Añadiendo que la etapa o fase de división posterior es el medio fundamental a través del cual todos los seres vivos se propagan. Esto quedará muy bien.

No preocuparse por negar la evidencia. Aunque las ecografías, normales y en 3D, muestren a la nueva criatura con toda claridad, no aceptarlo. Y mucho menos si se aprecian expresiones muy humanas, sonrisas, gestos, manotazos, patadas. En estos casos hay que evitar por todos los medios que estas imágenes puedan mostrarse a las madres que quieren abortar; además, hay que descalificar a quienes intentan enseñárselas. Conseguir que no se hable de un hijo o una hija, sino dejarlo en que estamos ante «algo».

No reconocer la realidad médica. No admitir que la medicina puede sacarlos adelante con pocas semanas. No dejarse convencer por el hecho experimentado de que se le hacen operaciones quirúrgicas con éxito, incluso con muy poco tiempo de vida dentro de su madre. No dejarse amilanar por los avances de la cirugía fetal, que rompe barreras cada día; ni por el hecho de que las operaciones intrauterinas han dejado de ser un tratamiento experimental. Aunque estas noticias sean difundidas por medios considerados progresistas, hay que ignorarlas.