Melilla-Ceuta

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

25 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Ahí están las dos ciudades españolas en Marruecos como primera casilla de un futuro mejor. Ahí están, como kilómetro cero del paraíso de unos africanos que dejan sus países porque prefieren jugarse la vida (y perderla en ocasiones) en el intento de cruzar a las dos ciudades. Pero ¿quiénes son? Son los que no tienen dinero para buscar el otro camino medio suicida del mar. Según las oenegés, hay habitualmente unos diez mil subsaharianos en Marruecos esperando colarse en España. Los servicios de inteligencia españoles multiplican esa cifra por tres y dicen que son treinta mil (o incluso 40.000) los que están a la espera de su momento. ¿De qué huyen? Del hambre. ¿Qué buscan? Ya no tanto España, como, a través de nuestro país, encontrar trabajo en Francia, Alemania o Bélgica. Saben que aquí están mal las cosas, pero es que donde nacieron no hay ni cosas. La ruta, cuentan los que saben, es entrar en el CETI, el centro donde primero se les recluye, y esperar desde ahí un acogimiento o un internamiento. Después viene el CEI, donde todavía pueden tener una segunda oportunidad de no ser repatriados a su país de origen. Los que lo consiguen intentan sobreponerse y diluirse para completar el duro sueño de salir adelante en una Europa que, para ellos, es el principio del futuro. Un sueño, no la pesadilla derruida que vemos nosotros.