Optimismo tras el maratón

Carlos Melchor AL OTRO LADO

CDLUGO

20 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Siete días y tres duros golpes en los minutos finales. Ese es el resumen de la anómala semana de Copa y carretera para el Lugo. Una lectura que, por resultados, es negativa; con muy diferentes versiones del equipo sobre el campo, pero con el revés en el tramo final como denominador común. El gol de Willian José para el empate del Zaragoza en el descuento, los penaltis en el Villamarín y el mazazo final de Manu Barreiro para acabar perdiendo en Mendizorroza pueden ser un buen ejemplo de cómo cambian los análisis a última hora. De tener tres puntos más en la tabla y eliminar a un histórico Betis en su campo, a solo agarrarse a las buenísimas sensaciones contra el equipo maño por un puñado de minutos.

Además de la cara de tonto que se le queda a uno, no hay mucho más que comentar sobre esta semana extraña. Como mucho, haciendo un ejercicio de ventajismo, volver a recalcar la tontería que supone el desgaste de fuerzas a mitad de semana por culpa de un partido de Copa que estorba y molesta. La manta no da para tapar pies y cabeza al mismo tiempo. Aunque si más de uno pensaba que esta temporada el Lugo había ganado en fondo de armario, esa idea sale reforzada después de estos siete días. Jugadores como Dalmau o Jon García han demostrado que pueden cumplir en la categoría. Que nadie tenga un puesto fijo en el once es una buena noticia. David López confirma el excepcional jugador que es, echándose el equipo a la espalda para sacarle jugo a su larga experiencia en Primera. Iriome, Iago y Ferreiro, con altos y bajos, consiguen que no se eche de menos a nadie por las bandas. Un Ferreiro, por cierto, que debería cuidar su excesivo gusto por los saltos de trampolín con tirabuzón incluido sobre el verde. Los árbitros lo tienen muy calado. Más allá de resultados mejores o peores, abundan las noticias positivas, a excepción de las lesiones. Se espera con interés la vuelta de Valle, se desconfía del estado físico de Aganzo y, con los antecedentes en la mano, estos dos meses parecen la secuela del caso Guayre. Y ahora llega el revés de la mano de Dani Mallo, buen profesional que no merece la mala suerte que le persigue. En resumen, punto arriba, punto abajo, con decepciones finales incluidas, hay motivos de sobra para que cunda el optimismo en los próximos meses.