El enorme desafío del empleo

Manuel Lago
Manuel Lago EN CONSTRUCCIÓN

OPINIÓN

24 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Los datos de la EPA de ayer ponen de evidencia el enorme desafío al que se enfrenta la economía española, porque siendo positivos avanzan a un ritmo tan lento que resulta insoportable para un país con cerca de 5,5 millones de desempleados. Recuperar el nivel de empleo previo a la crisis, llevar la tasa de paro del 25 % actual al 8 % que teníamos en el 2007 es un reto de tal envergadura que solo se puede lograr si es asumido por el conjunto de la sociedad española, desde los diferentes niveles de Gobierno hasta los agentes económicos y sociales.

Porque hace falta generar más de 3,5 millones de empleos nuevos para volver adonde estábamos, para poder decir que hemos salido de la crisis. Y este enorme reto se enfrenta a graves dificultades, tanto cuantitativas como cualitativas. Cuantitativas porque con las tasas de crecimiento del PIB previstas no parece posible crear empleo en la cantidad necesaria al ritmo que la sociedad española necesita. Aceptando las previsiones oficiales estaríamos en un crecimiento por encima del 1 % en el 2014 y del 2 % en el 2015, cifras que sin duda son positivas, pero aún muy bajas para el empleo.

Porque lo lógico, lo deseable, lo sostenible es que la tasa de crecimiento del PIB sea superior a la de creación de empleo, porque lo contrario es generar puestos de trabajo que no aportan nada, que no generan valor. La diferencia entre el crecimiento del PIB y el del empleo es, precisamente, la productividad del factor trabajo. Y en una economía normalizada la productividad tiene que incrementarse cada año porque es el factor que determina su sostenibilidad. Si el empleo crece lo mismo que la producción, la productividad es nula en términos agregados. Aún más, la productividad de los nuevos puestos de trabajo creados es en realidad negativa porque resta el crecimiento esperado de la productividad del empleo ya existente.

La hipótesis más probable es que, con un crecimiento del PIB del 1 %, la productividad aumente el 0,5 % y, por lo tanto, el empleo otro 0,5 %, y que para una tasa del 2 % el reparto sea del 1 % para el empleo y otro 1 % para la productividad. Aplicando estas tasas a la cifra actual de la población ocupada en España estaríamos hablando de un incremento entre 90.000 y 180.000 empleos netos anuales, una cifra positiva, pero claramente insuficiente para volver al empleo previo a la crisis: aun con el valor máximo de este intervalo tardaríamos 20 años en recuperar los puestos de trabajo perdidos desde el 2008.

Un ritmo insoportablemente lento para un país que lleva más de cuatro años con una tasa de paro por encima del 20 % porque dejaría al margen de la recuperación a millones de personas que tienen ya reducidas posibilidades de volver a trabajar. En España hay más de 2,5 millones de personas que llevan más de dos años buscando trabajo sin conseguirlo y una recuperación tan lenta de la economía y del empleo podría enquistar esta situación, condenando a la exclusión social a este amplísimo colectivo de personas, que son los que más han sufrido los efectos de la crisis.