¿Recuperación de la economía o simple rebote?

Manuel Lago
Manuel Lago EN CONSTRUCCIÓN

OPINIÓN

16 ene 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La economía española ha vuelto a crecer después de seis años de recesión. Es sin duda una buena noticia, pero está llena de tantas incertidumbres que hace que la lectura triunfalista del Gobierno sea, sencillamente, falsa. El PIB no está aumentando como consecuencia de la reforma laboral, de la competitividad o de la aún no nacida reforma fiscal. Nada de eso está detrás del cambio de tendencia en la economía.

Un solo dato lo demuestra: el sector exterior, el que nos iba a sacar de la crisis, ha tenido en el 2014 una contribución negativa al crecimiento del PIB. No fue por lo tanto el aumento de las exportaciones -gracias a la mejora de la competitividad de las empresas por la devaluación salarial- lo que tira del crecimiento. Todo lo contrario. Otra vez, como siempre, es el aumento de la demanda interna la razón del cambio en la evolución de la economía. El problema es que, en esta ocasión, su fundamento es extraordinariamente frágil, por no decir problemático.

En concreto, ha sido el aumento en el consumo de los hogares el factor que explica el aumento del PIB: si en el 2013 se redujo el 2,3 %, en el 2014 crecerá por encima del 2 %. Es un cambio radical en el gasto de las familias que no está explicado por un aumento de los ingresos. Las estadísticas oficiales lo confirman: la renta disponible de los hogares no aumentó absolutamente nada en el 2014. Sin más ingresos ¿cómo es posible que crezca el consumo? Pues con el «desahorro» de las familias y el endeudamiento. Según el Instituto Nacional de Estadística, hasta septiembre del 2014 el ahorro de las familias que se desplomó el 48 %. La conclusión es evidente: no son los efectos positivos de las denominadas reformas del Gobierno lo que impulsa el crecimiento, es el endeudamiento. No hay más renta, no se generó más riqueza, no aumentaron los ingresos de las personas ni de las familias. No hay por lo tanto ninguna razón positiva y duradera que le dé consistencia y solidez a la recuperación. Al contrario, lo que ha sucedido es que muchas familias dejaron de ahorrar, otras tantas se gastaron lo que tenían ahorrado, y en el peor de los casos, se volvieron a endeudar para financiar ese aumento del consumo.

Hemos vuelto al viejo modelo que nos llevó a la crisis, al endeudamiento. De las familias y del país, porque la deuda externa bruta de la economía española -la pública y la privada- aumentó en 100.000 millones de euros de enero a septiembre del 2014, agravando así el enorme problema de nuestro país, que ya es el más segundo más endeudado del mundo, solo por detrás de EE.UU.

Este modelo de crecimiento es obviamente insostenible. De hecho, no se puede calificar de recuperación sólida, sino de rebote temporal, porque si no se refuerza rápidamente con otros factores reales su recorrido es muy corto. Porque en economía no hay atajos: si no aumenta de verdad la renta disponible de las familias no habrá recuperación de la economía y mucho menos salida de la crisis. En cuanto nos gastemos los ahorros, volveremos a la recesión.