Dimisiones que obligan a pensar

José R. Amor Pan EN VIVO

OPINIÓN

02 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Que siete miembros de la Comisión Gallega de Bioética hayan dimitido da para pensar (dimisiones que se suman a las dos que ya se habían producido meses atrás por razones similares). Que esto suceda al día siguiente del anuncio por parte de la Conselleira de Sanidade de la puesta en marcha de un Plan de Formación en Bioética Sanitaria 2015-2020 y de haberle oído decir que «es importante para los profesionales y mismo para los ciudadanos gallegos fomentar la deliberación pública sobre las necesidades de salud, la responsabilidad en el cuidado de la misma y el uso equitativo de los recursos sanitarios», da para pensar mucho. Y, coincidencias de la vida, ese mismo día el presidente de la Xunta de Galicia también habló bastante de la Bioética e incluso de sus principios básicos, lo cual da para pensar muchísimo. Porque, como escribí en estas mismas páginas hace ya bastantes años, no es lo mismo la Bioética que la cosmética. Es muy peligroso confundir la Bioética con la estética política. El funcionamiento de cualquier Comité de Bioética debe basarse en la libertad, la independencia y la deliberación prudencial. El resultado de las reflexiones y trabajos de un comité pueden gustar más o menos a los diferentes actores de la vida social y política, pero esto no puede ser una preocupación ni un lastre para los miembros que lo integran. Precisamente, la autoridad moral de las opiniones expresadas por un Comité de Bioética se asientan en la seriedad con la que todos nos tomamos esa libertad y esa deliberación prudencial. La publicidad de los documentos de la Comisión no puede (no debe) quedar al arbitrio de la legítima autoridad administrativa. A esta le pueden gustar más o menos (como, insisto, a cualquiera de los otros actores de la vida pública del país), pero no es la dueña de las reflexiones de la Comisión, y mucho menos puede actuar como censora previa de los documentos de la Comisión. Hasta ahora todos los documentos elaborados por la Comisión Gallega de Bioética se habían hecho públicos. ¿Por qué ahora se decide no publicar Desigualdades en la asistencia sanitaria, el resultado de más de un año y medio de trabajo de la Comisión? Sería bueno aprovechar la oportunidad para repensar el funcionamiento de esta.

No la puede presidir un director general ni la conselleira puede pensar que la Comisión está a su servicio. La Bioética es otra cosa.