Inmigrantes ahogados

Gonzalo Parente VENTANA AL MUNDO

OPINIÓN

20 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

No pretendo hacer llanto por esos pobres africanos que no llegaron a las costas italianas y sufrieron el horror de perder la vida en las aguas del Mediterráneo. Solo busco las razones que inconscientemente les empujaron a aquella arriesgada aventura. Todo lo perdieron con la esperanza de alcanzar la vida que han visto en las películas de la tele. Fueron empujados por la guerra en el norte de África ante la imposibilidad de tener una vida en paz. Son cientos de miles de personas que se juegan la vida, y la pierden. ¿Es que no hay nadie que les diga la verdad de lo que les espera?

Con la revolución de los países árabes, Libia se convirtió en un polvorín donde reina el caos, con dos Gobiernos, las milicias armadas que acabaron con Gadafi y reclaman su cuota de poder, mientras que los yihadistas han ocupado en nombre del Estado Islámico varias ciudades. No hay orden y por eso reclaman una intervención internacional que ya existe, pero no es suficiente.

El antiguo asesor del expresidente de Zapatero, Bernardino de León, es el enviado de la ONU para mediar entre los dos Gobiernos y, por lo menos, hacer un frente contra los rebeldes y yihadistas. También es de notar la amenaza que el ministro del Interior libio ha hecho de que, si no les ayudan, van a abrir las fronteras para que los africanos que quieran se dirijan a Europa. Fue mucha la alegría ajena e inconsciente al acabar con el dictador Gadafi. Ahora se pagan las consecuencias y Libia se puede convertir en un reino del terrorismo que es una amenaza a Europa.