Rato puede

María Xosé Porteiro
María Xosé Porteiro HABITACIÓN PROPIA

OPINIÓN

20 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

«Si hay un asesinato planeado para la comida, lo más decoroso es que el asesino tome asiento junto a aquel que será el objeto de su arte [?] Un buen asesino se valora, en gran medida, por su habilidad para realizar su tarea sin que lo advierta ninguno de los comensales y, menos aún, que sean importunados por sus acciones». (Leonardo da Vinci. Los buenos modales en la mesa. Tratado de protocolo dedicado a Ludovico Sforza, a quien llamaba «mi Señor»). Mucho me temo que el libro de cabecera de Rajoy tenga mucho más rango del que en principio y por su fragilidad verbal podría esperarse. Si no ha leído a Da Vinci, alguien lo habrá leído por él y está siguiendo a pies juntillas los protocolos renacentistas para asesinar, decorosamente, a algunas piezas de caza mayor, menor e intermedia, con las que presentarse a las próximas elecciones. De no hacerlo así, y conseguir además su objetivo de frenar el derrumbe electoral, Aguirre, Arenas? estarán al acecho para arrancar de cuajo su cabeza y colgarla de una pica en la plaza Mayor, para escarnio y regodeo de sus antiguos secuaces y seguidores, que demandarán urgentemente un nuevo conducator.

Lo que no me atrevo a sugerir es que una de esas piezas sea Rodrigo Rato. Los sucesos de estos días con la policía aduanera registrando su casa luego de dos horas de estancia del sospechoso en su domicilio; la imagen de un policía bajando su cabeza cuando entraba en el coche, incluso cuando el exministro no estaba esposado; la cara de angustia de su guardaespaldas por no poder acompañar a su custodiado en tan doloroso trance; el show mediático retransmitido en directo por algunas cadenas televisivas y radiofónicas, con coincidencia exacta de la hora de emisión con la de la detención, las ocho en punto de la tarde? Y sobre todo, el regreso a casa tras un paseo de tres horas para dormir tan ricamente en su cama, dan para pensar que Rodrigo sabe un rato de cosas. Que Rato no se va a prestar a ser el Bautista que ofrece su cabeza para redimir a su señor y que antes de ser asesinado, se podría llevar por delante a demasiados pesos pesados sin respetar las reglas del ceremonial palatino. De momento, solo como víctimas colaterales, han quedado tocados los ministros que manejan nuestros dineros: el de Hacienda, Montoro, porque hemos sabido que escondía la escabrosa realidad de que su antecesor se había acogido a la oportuna amnistía fiscal para blanquear fondos en paraísos fiscales, y De Guindos, que se veía de comisario español en Europa, porque ahora su candidatura se vinculará, inevitablemente, a la mancha en la imagen de su mentor y ex presidente del FMI, precisamente cuando él era el delegado de Lehman Brothers en los inicios de la burbuja financiero-inmobiliaria. Rato tiene poder. Y lo va a usar. Los demás, que se pongan a la cola de la guillotina.