Impropiedades léxicas

Francisco Ríos Álvarez
Francisco Ríos LA MIRADA EN LA LENGUA

OPINIÓN

23 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Con absoluta inocencia, el buen hombre le preguntó a la enfermera si le iban a poner ya el edema a su esposa. Ante el gesto confuso de la sanitaria, se explicó: «Es que lleva casi una semana sin mover el vientre». Lo que necesitaba la doliente era un enema, y su preocupado marido le había aplicado una impropiedad léxica. Consiste este barbarismo en emplear las palabras con un sentido distinto del que tienen.

Generalmente, las voces que se usan impropiamente tienen alguna semejanza con las adecuadas. Así, vemos casos de empleo de excelencia por excedencia (Tras la baja de maternidad y lactancia, he cogido unos meses de excelencia); insolación por exhalación (Salió como una insolación de la casa, azotando la puerta); infringir por infligir, o viceversa; inocuo por inicuo, o candelabro por candelero.

Adolecer ('tener algún defecto') suele emplearse por carecer ('tener falta de algo'), y así leemos en un periódico que «Europa adolece de autoridad política y de cohesión económica» en vez de «Europa carece de autoridad...».

Gentilicios y topónimos son terreno abonado para este barbarismo, desde tomar ruso por soviético para referirse a lo que en su época era soviético pero no ruso, como los ciudadanos ucranianos. También es impropiedad aplicar inglés por británico a lo relativo al Reino Unido, al que pertenecen, además de Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda del Norte.

En ocasiones, es tal la solidez con que se asienta la impropiedad en el habla común que la Academia acaba por aceptarla y deja un tanto desairados a quienes combatían la incorrección. Es paradigmático el caso de álgido, que de siempre significó 'muy frío', hasta que la RAE bendijo en 1984 su uso para indicar el momento crítico de algunos procesos, es decir, cuando la temperatura -real o figurada- sube a tope. En algún lugar leemos sobre «un sueldo pírrico e insuficiente», en alusión a un salario mísero. Pírrico se decía del triunfo obtenido con más daño del vencedor que del vencido, pero la Academia lo admite desde el 2001 con el significado de 'de poco valor o insuficiente, especialmente en proporción al esfuerzo realizado'.

La próxima voz que se incorpore a ese proceso de perdón incondicional puede ser humanitario, que es 'lo que se refiere al bien del género humano'; 'benigno, benéfico' y 'lo que tiene por finalidad aliviar los efectos de las calamidades en las personas', pero que se está aplicando a sustantivos como catástrofe y crisis con el significado de 'que necesita ayuda humanitaria'. C?est la vie.